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  1. Defensa de la razón

    domingo, diciembre 28, 2008

    Cuando este blog apenas echaba a andar, un comentarista, confeso ateo, reconocía que a la hora de elegir, es preferible el catolicismo al islamismo, porque el primero es más «razonable». La opinión era sorpresiva, incluso para el que esto escribe, pero no está lejana a la verdad. Fuera del evidente basamento metafísico y mitológico del catolicismo, éste ha sido, frente a a otras religiones, un oasis de razón. Precisamente ésa es la opinión de uno de los pensadores ateos más importantes de habla hispana, como es Gustavo Bueno. El filósofo, quien argumenta que ni siquiera la idea de Dios existe (y esa pseudoidea es con la que trabaja la teología católica, por ejemplo), es uno de los autores principales del libro Dios salve la razón, una recopilación de artículos que comentan la famosa y polémica lección magistral de Joseph Ratzinger en su papel de papa Benedicto XVI, en Ratisbona.
    A continuación, un texto del diario La Nueva España:

    Gustavo Bueno: «Benedicto XVI es de lo poco aprovechable que anda por ahí»

    El filósofo participa, con otros autores, en el libro «Dios salve la razón»

    Madrid (Modem Press).- «Extiendes la vista por el mundo y ves que el papa Benedicto XVI es de lo poco aprovechable que anda por ahí». Cada intervención pública del filósofo Gustavo Bueno deja un puñado de sentencias como la reseñada, que en este caso sorprende quizás un poco más de lo habitual por el declarado ateísmo militante del catedrático de la Universidad de Oviedo. Gustavo Bueno hacía pública así su admiración por el pontífice en el auditorio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid durante la presentación en sociedad del libro Dios salve la razón (Ediciones Encuentro).
    En esta obra, diversos intelectuales de primera línea, provenientes de diferentes países, tradiciones religiosas y posiciones culturales, se dan cita para recoger el desafío planteado por Benedicto XVI en su célebre lección magistral en la Universidad de Ratisbona en septiembre de 2006: Ampliar la razón. Así, Gustavo Bueno, Wael Farouq, André Gluksmann, Jon Juaristi, Sari Nusseibeh, Javier Prades, Robert Spaemann y Joseph Weiler coinciden, desde diferentes perspectivas, en proponer un nuevo humanismo que integre de manera renovadora la relación entre fe y razón. Recogen así el guante lanzado por Joseph Ratzinger quien afirmó aquel 12 de septiembre en el Aula Magna de la Universidad de Ratisbona: «En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a esta amplitud de la razón».

    Diferencias religiosas
    Sin embargo, Gustavo Bueno no ve nada claro ese diálogo porque «entre las tres grandes religiones monoteístas (cristianismo, judaísmo e islamismo) no puede haber diálogo sin bronca». Así, el propio Bueno y el profesor vasco Jon Juaristi, que hace ya más de 25 años que se convirtió al judaísmo, coincidieron en que la razón sí está presente en el caminar religioso de judíos y cristianos, pero «en el islam hay una separación absoluta de las dos esferas: fe y razón».
    Gustavo Bueno, cuyo comentario sobre la lección magistral de Benedicto XVI es el más extenso del libro y el que da título a la obra completa, fue quien más tiempo ocupó en su exposición, de las dos horas que duró la charla-coloquio de presentación de la obra. Comenzó su disertación con la teoría que desarrolla en el libro: «La mayor racionalidad del cristianismo está en los dogmas revelados: la reencarnación y la Santísima Trinidad».
    A partir de ahí, tras dejar claro que «soy ateo y creo que Dios no existe», afirmó que para él la importancia del cristianismo «no es tanto Dios sino la Iglesia Católica» y que el «racionalismo del cristianismo proviene de la Iglesia Católica porque Dios no es racional». Hasta el punto de que «la Iglesia ha sido la salvación de la razón».
    Bueno asegura que la importancia de la teología dogmática católica proveniente de la tradición escolástica, radica en que «utiliza la filosofía para demostrar que la teología dice lo mismo que la razón, para mostrar que es inteligible». Aquí engarzó la importancia del discurso del Papa en Ratisbona, cuya «lección de teología escolástica es admirable».
    Juaristi explicó cómo durante su juventud tuvo «dificultades para encajar fe y razón» porque, a su entender, «el diálogo entre la fe y la razón científica lleva a callejones sin salida». Sin embargo, esta lucha, a su juicio, no se da en el judaísmo «que vive en torno a la ley y no a la fe». Explicaba el escritor vasco que en la religión judía «no hay teología, que es el intento de aplicar la razón a la fe, sino que hay una hermenéutica, una tradición rabínica porque es una religión en la que el centro no es Dios sino la Torah y ésta es una ley razonable».
    Tras todas estas sesudas reflexiones y para finalizar, Gustavo Bueno, aprovechando la pregunta de uno de los asistentes a la presentación, dejó para el recuerdo otra de sus célebres sentencias: «La verdad del cristianismo no está en Dios, que no existe, está en la Iglesia».




    Más información, aquí.

  2. Poema de Navidad

    miércoles, diciembre 24, 2008

    © José Saramago

    Navidad.
    Ni aquí ni ahora. Vana promesa
    De otro calor y nuevo descubrimiento
    Se deshace bajo la hora que anochece.
    ¿Brillan las luces en el cielo? Siempre brillaron.
    De esa vieja ilusión desengañémonos:
    Es día de navidad. No pasa nada.


  3. © Javier Pérez Jara

    (...)

    Finalizaré comentando brevemente otro caso de argumento teísta basado en una «lógica» que se aplica «solo cuando interesa», siendo que estas aplicaciones ad hoc son incompatibles entre sí. Me refiero al argumento de la «finalidad cósmica», defendido entusiastamente por Soler Gil en algunas cartas de este Círculo de Filosofía de la Naturaleza. En efecto, el argumento del diseño cósmico a través del principio antrópico fuerte contradice frontalmente la omnipotencia de Dios, porque la lógica de este argumento lleva a considerar que Dios estaría subordinado a las leyes ontológicas de la Física, la Química o la Biología, las cuales no puede cambiar a voluntad para que haya vida bajo cualquier tipo de situación (como el Dios tomista estaba subordinado al Bien y al reino de los universales posibles, y de ahí las críticas de Duns Escoto y sobre todo de Occam). No obstante, luego se defenderá, cuando interese, para tratar de legitimar la Teología Dogmática y Bíblica, que Dios puede violar cuando quiera, sin ningún tipo de problema, las leyes más elementales de la Física, la Química o la Biología a través de los milagros. Pero un Dios omnnipotente puede crear vida ex nihilo bajo cualquier condición física o química, entendidas como leyes que Él también ha creado a voluntad y que puede cambiar en cada momento. Según esto, el argumento del diseño cósmico apunta a un demiurgo que, desde luego, no es omnipotente, como no lo es el Dios óntico de Platón.
    Resulta, pues, que para el principio antrópico fuerte, Dios no puede violar las leyes de la Física o la Biología, pero para hacer milagros, sí. Parece que, como mucho, la combinación del demiurgo que puede realizar milagros y del demiurgo detrás del principio antrópico fuerte nos conducen a un Dios que puede violar las leyes de la Naturaleza, pero también con moderación.
    Por otra parte, el argumento tiene la misma lógica que partir de una foto, romperla en varios pedazos, fingir que se olvida que se ha partido de dicha foto, operar con sus trozos y sorprenderse cuando una y otra vez reaparezca la foto compuesta de nuevo. Es decir, al margen de sus contradicciones con la idea de un Dios omnipotente, el argumento teísta del diseño cósmico a través del principio antrópico fuerte no es más que un círculo vicioso absurdo. Y además, ¿por qué circunscribirlo a los hombres? ¿Por qué no hablar de esa finalidad cósmica para los animales en general? Más bien deberían sus defensores de hablar de «principio zootrópico fuerte», a menos, claro está, que estén presos de un profundo antropocentrismo metafísico, quizá porque piensen que el hombre es el rey y el motivo de la creación, que ha de esperar, mediante una vida virtuosa y de oración, la Segunda Venida de Jesucristo como Cosmocrator juzgador de los vivos y de los muertos.

    Fragmento de una respuesta en el Círculo de Filosofía de la Naturaleza.

  4. La Virgen de Playboy

    viernes, diciembre 12, 2008



    © Istra Pacheco
    The Associated Press

    MEXICO- Las representaciones de la Virgen son casi tan diversas como la fe de cada creyente. Ahora en ciudad de México acaba de aparecer una representación más, en un lugar impensado: la portada de la revista Playboy.
    De inmediato no fue posible conseguir una reacción con los portavoces de la Iglesia Católica, y las opiniones de los ciudadanos han sido mixtas sobre las fotografías de una modelo disfrazada de Virgen.
    Bajo el título de «Te adoramos, María», la portada muestra a la modelo argentina María Florencia Onori parada ante un vitral y cubre su cabeza un manto blanco que tapa parte de su torso pero deja adivinar que no lleva ropa debajo.
    Adentro, está sentada en una silla blanca, con otro manto sobre la cabeza con flores rojas y borde dorado que llega hasta el piso que deja al descubierto uno de sus senos. Lleva una corona y tiene puestas unas sandalias doradas de tacón alto con pedrería.
    En otras fotos luce un manto azul sobre la cabeza o alrededor de la cintura con el efecto de viento sobre su cabello.
    El catedrático Elio Mas Ferrer, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y experto en religiones, dijo que el impacto de las fotos para la sociedad mexicana no debe ser muy intenso considerando que este tipo de imágenes no son nuevas.
    Recordó que a principios de la década de 1980 cuando el artista plástico Rolando de la Rosa representó a la Virgen con el rostro de la desaparecida actriz Marilyn Monroe, la iglesia católica convocó una marcha a la que se dieron cita unas 200.000 personas.
    Además, la autorización le costó el cargo a Jorge Alberto Manrique director del Museo de Arte Moderno.
    Más de 20 años después, la película El crimen del padre Amaro, recibió sólo un puñado de críticas desde el sector religioso aunque el sacerdote ficticio en el filme culmina un acto sexual con una feligresa y le pone un manto similar al de la Virgen. «Ha habido cambios culturales notorios en la sociedad mexicana», aseguró el experto.
    «Hay muchas formas de ser católico... (y) es probable que estos católicos que sí existen y que son, digamos integristas, se molestarán pero no creo que pase nada», afirmó. En especial porque mientras más críticas más curiosidad se despierta en la gente, según Mas Ferrer.
    El dueño de un puesto de revista en la capital donde el ejemplar sellado se vendía a buen ritmo dijo que había cierta sorpresa hacia la imagen.
    «La gente se sorprende y se pregunta que si es la Virgen o si es un referente a la Virgen o no», declaró José Antonio Udiño.
    Aurora Ramón, una señora de mayor edad, dijo estar en desacuerdo con la representación.
    «No debe de ser, teniendo en cuenta tanto material, utilizar algo así tan delicado y tan importante para nosotros los creyentes», dijo en la víspera al Día de la Virgen de Guadalupe que es festivo en el sector público y que cada año moviliza a cientos de miles de feligreses hasta la Basílica en su honor ubicada en la capital.
    Víctor Ibarra un joven que pasaba por el puesto de revistas consideró que se trata de un «enfrentamiento» con «las reglas de la iglesia» y sus preceptos morales.
    Hasta el miércoles se habían vendido 80.000 ejemplares de una tirada de 100.000 y el consejo directivo no se había planteado una reedición, dijo a la AP la jefa de prensa de Lyrsa Editores que publica la revista en México.
    El récord de venta de la edición mexicana de la revista fue el de la actriz cubana Niurka Marcos en la portada que tuvo 260.000 ejemplares vendidos.


  5. Entrevista con Richard Dawkins

    © Decca Aitkenhead The Guardian
    Traducido para Rebelión por Anahí Seri

    Vendió un millón y medio de ejemplares de The God delusion (El espejismo de Dios), y esta semana ha conseguido reunir 5.500 libras para anuncios ateos. Así pues, ¿por qué piensa Richard Dawkins que la ciencia está perdiendo la guerra contra la religión?
    Richard Dawkins prepara su jubilación de la cátedra de Oxford y sigue defendiendo con vehemencia el ateísmo.
    Un día en 2006, en la casa de un compañero, conocí a un amigo de su hija adolescente. Mostraba curiosidad intelectual, y su inteligencia saltaba a la vista; pero mantenía una férrea lealtad hacia la fe de sus padres, cristianos renacidos (born again Christians). Nos pasamos casi toda la tarde discutiendo con el pobre chico, apelando a su lógica y su razón; fue en vano. Al borde de la desesperación, pensamos que debería haber algún texto ateo seminal al que le pudiéramos referir. Pero no se nos ocurría ninguno.
    Pero mira por dónde, pide y recibirás. No había pasado ni un mes, y Richard Dawkins publicó The God delusion (El espejismo de Dios), un ardiente manifiesto a favor del laicismo. Aún comparándolo con el éxito de Dawkins de 1976, El gen egoísta, fue un éxito espectacular, con más de un millón y medio de ejemplares vendidos.
    Esta semana, en la que Dawkins se jubila de su cátedra Charles Simonyi de divulgación de la ciencia, que ha ocupado en la Universidad de Oxford durante 12 años, se podría pensar que considera que la causa laicista, científica, a la que ha dedicado su carrera profesional, está triunfando. El pasado martes, se anunció una campaña de publicidad consistente en unos carteles que aparecerían en los autobuses, con el mensaje «Dios probablemente no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida». La campaña, lanzada por la guionista de televisión Ariane Sherine, a través de su blog Commentisfree.co.uk, confiaba en reunir 5.500 libras de los seguidores, cantidad que Dawkins había prometido igualar con otro tanto de su bolsillo; pero ayer ya se habían recogido más de 96.000 libras a través de donaciones públicas.
    Esa misma semana, el ministro de inmigración, Phil Woolas, predijo que la reformas constitucionales expulsarían a los obispos de la Cámara de los Lores en el plazo de 50 años, y se registraron cifras récord de nuevos estudiantes universitarios de matemáticas y ciencias. Incluso en América, la derecha religiosa parecía estar perdiendo fuerza.
    Pero cuando le pregunto a Dawkins, que tiene ahora 67 años, si en su opinión la divulgación de la ciencia ha mejorado a lo largo de su trayectoria profesional, no parece muy convencido. «Yo diría que cuando yo comencé mi labor, había el mismo grado de ignorancia que ahora, pero menos rechazo activo [de la ciencia]. Si uno se dedicara a visitar colegios y universidades y asistiera a las clases sobre evolución, podría encontrar una proporción considerable de jóvenes que, sin saber a qué se oponen, piensan que se oponen a ello, porque se los ha educado en ese sentido».
    Le pregunto si él atribuye este hecho a un menor nivel de educación científica o al ascenso del fundamentalismo religioso, y me responde sin vacilar: «Creo que se debe a una mayor influencia religiosa».
    En opinión de Dawkins, en Gran Bretaña se está librando una batalla entre las fuerzas de la razón y el fundamentalismo religioso, y la victoria aún queda lejos. Él es uno de los combatientes más famosos y prolíficos, pero la cuestión sería si está entre los más eficaces. La finalidad declarada de The God delusion (El espejismo de Dios) era «convertir» a los lectores al ateísmo, pero tiene que admitir que, en cuanto herramienta de proselitismo, ha sido mayormente un fracaso. Esboza una sonrisa. «Pues sí, creo que fue poco realista. Un objetivo loable, pero poco realista».
    De hecho, a Dawkins se le ha calificado como «la persona que más gente ha reclutado para el creacionismo en su país». Los críticos lo acusan de haber sufrido un fracaso imaginativo en lo que respecta a la susceptibilidad de la mente al consuelo que proporciona el pensamiento irracional. Dicen que su intolerancia intelectual aliena a la gente, y han cuestionado el que haya atacado a objetivos como el humorista Peter Kay por haber admitido que la fe es un consuelo para él. Es sabido cómo Dawkins lo ridiculizó: «¿Cómo se puede tomar en serio a alguien a quien le gusta creer en una cosa porque "le brinda consuelo"»?
    Cuando Sherine se dirigió a él para hablarle de la financiación del autobús ateo, la frase que él prefería que apareciera en el anuncio era «Es prácticamente seguro que Dios no existe». Pero eso tal vez haría montar en cólera a los creyentes, y podría alejar a unos posibles simpatizantes agnósticos. Al final se acordaron poner «probablemente».
    «Sí, sí, ya lo sé», interrumpe Dawkins. «Lo sé. La gente dice que soy estridente, que mi vehemencia es ofensiva».
    Dawkins tiene una teoría al respecto, que es muy persuasiva. «A todos nos han educado en el punto de vista de que la religión tiene una especie de estatus privilegiado. No se te permite criticarla. Y por tanto, incluso si haces una crítica bastante leve, resulta estridente, porque viola esa expectativa de que la religión está en una zona restringida».
    Pero aún así, desde un punto de vista puramente estratégico, ¿por qué no intenta ser ... «¿conciliador?».
    Pues sí. Si a la gente le tiran para atrás las certezas de su estilo intelectual, ¿por qué no intenta resultar un poco menos intimidante?
    «Bueno, es una cosa que me preocupa», dice muy en serio. «Sí. Y me lo encuentro con frecuencia. Es la crítica más inteligente con la que me encuentro. Supongo que hay dos modos distintos de hacerlo, y me alegra mucho de que otra gente lo haga de esa forma. Breaking the Spell (Rompiendo el hechizo) de Dan Dennett al menos se propone eso, ser seductor - ¿es ésa la palabra? No del todo, pero se trata de ganarse al lector. Y yo sé hacerlo. Sé como hacerlo». Hace una pausa y reflexiona. «Pero parece... parece que he perdido la paciencia».
    Sin embargo, a lo largo de toda la entrevista se esfuerza muchísimo por mostrarse paciente. Aunque él considera «una auténtica maldad» llamar «niño católico» al hijo de padres católicos, rápidamente añade: «Es igual de malvado decir de un niño que es ateo. Yo nunca lo diría». Y no puede evitar añadir: «Por supuesto, hay gente que diría que todos los bebés son ateos, porque no creen en nada». Pero cuando le pregunto si él lo diría, se lo piensa un momento antes de responder: «Bueno, no estoy seguro de que eso sea una forma muy razonable de expresarlo».
    ¿Está preocupado por que descienda el nivel de los estudiantes universitarios, al ampliarse el acceso a la universidad? «Tengo que tener mucho cuidado de no parecer un carca en este tema. Cuando empecé con las tutorías en los años 60, para mí fue una gran satisfacción tener a estudiantes que tenían mucho interés, y las clases de tutoría eran un auténtico encuentro intelectual. Esa buena sensación parece que fue desapareciendo. Pero no me atrevería a echarle la culpa a los estudiantes, es posible que fuera hastío por mi parte».
    Como la mayoría de los racionalistas, Dawkins tiende a invocar la inteligencia innata de las personas, y a atribuir sus formas incorrectas de pensamiento a la ignorancia, no a la estupidez. «Pero no tengo pruebas», admite. «Tal vez esté equivocado. Es una especie de ideal. Es como esforzarse al máximo». Le sugiero que quizás la gente sea simplemente estúpida. «Sí, tal vez lo sean», dice con cautela. «Pero al menos, cuando afirmo que la ignorancia no es delito, eso es mi defensa contra la acusación de arrogancia. Porque si le dices a la gente que es estúpida, desde luego que no es forma de hacer amigos e influir en la gente».
    Dawkins una vez describió a una empleada de British Airways a quien despidieron por llevar una cruz dorada en el trabajo diciendo que tenía «una cara de lo más estúpida». ¿Se arrepintió de haberlo dicho? Se le escapa una sonrisa malévola.
    «Pues ... pues ... sí, de verdad. Sí. Me pilló desprevenido. Aunque creo que dije que parecía tonta. ¿Vio usted la foto? Creo que si busca la historia, y tienen la foto...». Se lo piensa, y se detiene. «No está bien».
    Antes del encuentro con Dawkins, yo tenía miedo de que su impaciencia intelectual llegara a ser aplastante. La impresión, en cambio, es más bien la de un león que se ha dado a sí mismo instrucciones estrictas de comportarse como un gatito – lo cual es un alivio y al mismo tiempo un poquito decepcionante.
    Le pregunto si alguna vez envidia a la gente que cree en Dios.
    «No». Mueve la cabeza negando con firmeza. ¿A pesar de que dicen que la fe brinda tanto consuelo?
    «Mire usted», dice, «tengo tantas ganas de decir, bueno, a lo mejor es un consuelo, ¿y qué? Sospecho que por cada persona que recibe un consuelo de la fe, habrá alguien que alberga un temor mortal». ¿Y él no envidia a quienes consiguen que Dios no les inspire un temor mortal?
    «Si los envidiara por eso, tendría que envidiar a la gente que toma drogas para sentirse bien. En la medida en que la religión es un consuelo, probablemente no...».
    A Dawkins le gusta bromear diciendo que los ancianos van a misa porque «están trabajando a tope para el examen final». A él no le preocupa que un día, de muy mayor, pueda despertarse y verse atraído por le fe. De llegar a ocurrir, lo atribuiría a la demencia senil. Mucho más le preocupan los informes espurios sobre su conversión en el lecho de muerte, difundidos por sus enemigos tras su muerte. Probablemente no lo dice en broma cuando afirma: «Quiero asegurarme de que haya una grabadora en marcha para recoger mis últimas palabras».

  6. I Congreso Nacional de Ateísmo en la Argentina

    miércoles, diciembre 03, 2008

    © Darío Palavecino
    Corresponsal en Mar del Plata
    Diario La Nación

    MAR DEL PLATA.- Con una convocatoria destinada a construir una ciudadanía tolerante y racional y fomentar la pluralidad, pasado mañana comenzará [viernes 5 de diciembre] en esta ciudad el I Congreso Nacional de Ateísmo, que se extenderá hasta el domingo y en el que participarán, incluso, representantes de distintas religiones.
    El encuentro, inédito en el país, está acompañado de ponencias, debates y muestras, entre ellas una galería con obras del polémico artista León Ferrari y otra exposición de trabajos organizada por el grupo Carne SerVida.
    Ya confirmaron su asistencia al congreso representantes de entidades nacionales e internacionales que «comulgan» con el pensamiento agnóstico [sic], como el Center for Inquiry, American Atheist, Club de la Razón y la Asociación para la Difusión del Pensamiento Racional.
    Se esperan debates sobre el universo ateo, Nietzsche y el ateísmo, el derecho penal y el pecado, el creacionismo científico y el derecho a no tener culto, entre otros temas.
    La participación es abierta y la organización ya recibió más de 200 pedidos, varios de ellos desde el exterior, para que les remitan contenidos y documentos que surjan de la reunión, que se realizará en la sala Nachmann del complejo Auditorium, como parte del programa de la IV Feria del Libro Puerto de Lectura de Mar del Plata.
    «No sólo surgirán críticas a dogmas y creencias, sino también al propio ateísmo», anticipó a La Nación el presidente del congreso, el ingeniero Fernando Lozada.
    Y aclaró que no se trata de un encuentro de ateos, sino de ateísmo, lo que implica una apertura para participar y exponer pensamientos. «Hay una invitación a todos, tanto a ateos como a quienes no lo son y quieren hablar de eso», destacó.
    Por eso, entre otras mesas, asoma como muy interesante el debate fijado para el domingo sobre «¿Qué piensan las religiones del ateísmo?». Allí estarán, invitados el padre Hugo Segovia, de la Iglesia Católica; Daniel Somerstein, en representación del judaísmo; el dirigente musulmán Kamel Gómez y el pastor metodista Jaime Wheeler. También expondrá ese día el licenciado Ricardo Romero, por el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi).
    Lozada recordó, entre otros antecedentes, los congresos realizados en Colombia (2000)y en la India (2007), a los que se sumó el año último el celebrado en Toledo, España.
    Las expectativas de los organizadores son amplias. En particular por la presencia de referentes del ateísmo en todo el mundo. Lozada insistió en la existencia de una mayor abundancia de bibliografía sobre esta materia, incluidos títulos best sellers. «Es un tema en boga», resaltó.

    El encuentro

    Objetivo. Se propicia la «independencia del Estado de toda creencia religiosa para el fortalecimiento de la libertad, la igualdad y la tolerancia».

    Apertura. El congreso abrirá el viernes, a las 14, en el Auditorium de Mar del Plata. Hablará el ingeniero Fernando Lozada.

    Programa. Comprenderá conferencias, debates y una muestra del artista León Ferrari.

    Actividades previas. El escritor Eduardo Galeano inauguró la IV Feria del Libro, en Mar del Plata.

  7. El Islam es un conjunto de plagios

    lunes, diciembre 01, 2008

    © Christopher Hitchens
    Extracto de God is not Great

    Traducción de Ismael Valladolid Torres
    Publicado en La media hostia


    Es posible llegar a dudar sobre si el Islam es en absoluto una religión separada. Inicialmente dejó satisfecha la necesidad de los árabes de un credo especial, y para siempre estará identificado con su lengua y con sus posteriores grandes conquistas, puede que no tan abrumadoras como las del joven Alejandro de Macedonia, pero suficientes para sugerir la idea de estar respaldados por una divinidad, al menos hasta que se internaron en los límites de los Balcanes y la región mediterránea cercana. Pero cuando se examina de cerca el Islam no es mucho más que un conjunto de plagios obvios y organizados de forma enfermiza, apoyándose en el contenido de viejos libros y tradiciones según lo requiere la ocasión. Así, lejos de resultar «nacido de la primera luz de la historia» como generosamente lo definía Ernest Renan, el Islam es en su origen tan sombrío aproximadamente como los orígenes del material que toma prestado. Hace inmensas reclamaciones sobre sí mismo, reclama la sumisión o la rendición de sus adherentes, y demanda deferencia y respeto por parte de los no adherentes. No hay nada, absolutamente nada en sus enseñanzas que justifique siquiera mínimamente tal nivel de presunción y arrogancia.
    El profeta murió aproximadamente en el año 632 según nuestro calendario. Las primeras noticias de su vida fueron redactadas ciento veinte años después por Ibn Ishaq. Sin embargo el original se perdió y sólo puede ser consultado en su forma revocada por Ibn Hisham quien murió en 834. Añádase a toda esta oscuridad y todo este boca a boca la ausencia de registros sobre cómo los seguidores del profeta ensamblaron el Corán o cómo sus dichos, la mayor parte de ellos anotados por secretarios, fueron codificados. Este problema familiar se ve más complicado —incluso más que en el caso cristiano— por la cuestión de la sucesión. Contra lo que habría sucedido con Jesús, quien se las apaño para volver al mundo realmente pronto y quien —toma absurdo, Dan Brown— no dejó descendientes conocidos, Mahoma fue general y político y un padre prolífico —en esto no se pareció a Alejandro de Macedonia— pero no dejó instrucciones sobre quién debía sucederle. Las disputas sobre el liderazgo comenzaron casi tan pronto como murió, y el Islam tuvo su primer gran cisma —entre suníes y chiítas— incluso antes de establecerse como sistema. No vamos a tomar partido en el cisma, excepto para apuntar la obviedad de que al menos una de las dos grandes escuelas de interpretación del Islam debe estar bastante equivocada. La identificación temprana del Islam con un califato en la tierra, y las disputas entre contendientes al legado del profeta, lo marcan claramente como un asunto puramente humano.
    Se dice por parte de autoridades musulmanas que durante el primer califato de Abu Bakr, inmediatamente después de la muerte de Mahoma, surgieron las dudas sobre si sus palabras serían olvidadas pronto. Tantos soldados musulmanes habían muerto en batalla que el número de los que tenían un ejemplar del Corán guardado seguramente en su equipaje era alarmantemente pequeño. Se decidió entonces juntar cualquier testigo viviente, junto con «trozos de papel, piedras, hojas de palma, pedazos de cuero» en los que hubieran sido escritos refranes del profeta, y dárselos a Zaid ibn Thabit, uno de sus primeros secretarios, para una recopilación autorizada. Hecho esto, los creyentes ya tuvieron algo parecido a una versión oficial.
    Si esto es cierto, podríamos datar el Corán en una fecha realmente cercana a la muerte del propio Mahoma. Pero resulta no haber ni certidumbre ni acuerdo sobre la verdad de la historia. Hay quien dice que fue Ali, el cuarto y no el primer califa, y el fundador de la secta chií, quien tuvo la idea. Muchos otros, como la mayoría suní, afirman que fue el califa Uthman, quien reinó entre 644 y 656 quien tomó la decisión última. Tan pronto uno de sus generales le dijo que soldados de diferentes provincias luchaban por sus interpretaciones discrepantes del Corán, Uthman ordenó a Zaid ibn Thabit que juntara todos los textos, los unificara, y los transcribiera en uno. Cuando la tarea hubo sido completa, Uthman ordenó que se enviaran copias a Kufa, Basra, Damasco, y otros lugares, con la copia maestra retenida en Medina. Uthman interpretó así el papel canónico que al estandarizar, purgar y censurar la Biblia cristiana, llevaron a cabo San Ireneo y el obispo Atanasio de Alejandría. La recopilación fue declarada sagrada, y el resto de textos no incluidos declarados apócrifos. Mejorando a Atanasio, Uthman ordenó que cualquier edición rival más temprana fuese destruida.
    Aún suponiendo que esta versión de los hechos sea la correcta, lo que significaría que nunca ha existido oportunidad de que los estudiosos determinen o disputen lo que realmente ocurrió durante la vida de Mahoma, el intento de Uthman de abolir las discrepancias fue vano. El idioma árabe escrito tiene dos características que hacen que sea difícil de aprender por un extranjero. Utiliza puntos para distinguir consonantes como b y t, y en su forma original no tenía signo para las vocales cortas, las cuales se representaban con guiones o marcas con forma de coma. Esto permite lecturas muy diferentes incluso de la versión de Uthman. La escritura arábiga no fue mínimamente estandarizada hasta finales del siglo noveno, y entretanto un Corán sin puntos y extravagantemente vocalizado genera interpretaciones radicalmente diferentes de sí mismo, algo que sigue haciendo. Esto podría no ser importante si hablamos de la Iliada, pero recuérdese que se supone que hablamos de la palabra final e inalterable de Dios. Hay una conexión obvia entre la flagrante debilidad de esta reclamación y la supuesta certidumbre expresada de la forma tan fanática con la que se nos presenta. Por poner un ejemplo que no puede ser ignorado; las palabras en árabe escritas en el exterior del Domo de la Roca en Jerusalén dicen algo distinto a lo que en distintas partes del Corán dice que dicen.
    La situación se muestra aún más deplorable cuando llegamos al hadith, literatura oral secundaria que supuestamente nos cuenta dichos y acciones de Mahoma, cómo se compiló el Corán y los refranes de los acompañantes del profeta. Cada hadith, para poder ser considerado auténtico, debe haber sido reconocido por una cadena o isnad de testigos supuestamente fiables. Muchos musulmanes permiten que estas anécdotas guíen su vida diaria. No limpian a sus perros, por ejemplo, basándose en que se dice que Mahoma lo hubo ordenado.
    Tal y como cabría esperar, las seis colecciones de hadith autorizadas que acumulan el boca a boca de tantas generaciones —A le dijo a B, quien se enteró por C que lo aprendió de D— fueron recopiladas siglos después de los eventos que pretenden describir. Uno de los más famosos de los seis compiladores, Bukhari, murió 238 años tras la muerte de Mahoma. A Bukhari los musulmanes le reconocen inhabitualmente fiable y honesto, y parece haberse labrado esta reputación en que de los trescientos mil dichos que acumuló durante una vida enteramente dedicada al proyecto, averiguó que doscientos mil de ellos no tenían valor y debían ser descartados. Posteriores exclusiones de tradiciones cuestionables y dudosas redujeron el total a diez mil hadith. Eres libre de realmente creer, si así lo eliges, que de toda esa informe masa de sabiduría iletrada y recopilada de testigos dudosos, el pío Bukhari, más de doscientos años después, se las apañó para elegir sólo los dichos más puros y capaces de soportar un examen riguroso.
    La posibilidad de que toda esta retórica humana esté libre de errores y pueda ser considerada como final queda definitivamente descartada no sólo por sus innumerables contradicciones e incoherencias sino también por por el famoso episodio del Corán llamado «versos satánicos» a partir del que Salman Rushdie más tarde creó su proyecto literario. En esta ocasión, Mahoma andaba detrás de conciliar a algunos influyentes politeístas de La Meca, y en esas que experimentó una «revelación» que le permitió afirmar como compatible la existencia de otras viejas deidades locales. Más tarde se dio cuenta de que hubiera podido no hacer lo correcto, posiblemente poseído por algún tipo de diablo que por algún motivo habría elegido relajar brevemente su hábito de combatir otros monoteísmos en su propio terreno. Mahoma creía devotamente no sólo en el diablo como tal sino también en pequeños diablos del desierto, llamados djinns. Incluso las esposas de Mahoma notaban en ocasiones que el profeta tenía oportunas «revelaciones» que solían adaptarse a la perfección a sus necesidades a corto plazo, y en ocasiones se burlaban de él por ello. Se nos ha contado —por parte de autoridades a las que no es necesario en absoluto creer— que cuando Mahoma experimentaba estas revelaciones en público, a veces le poseía el dolor y sentía un insoportable ruido en sus oídos. Mares de sudor surgían de su cuerpo, incluso en los días más templados. Algunos críticos cristianos sin corazón han sugerido que Mahoma era epiléptico —omítase el hecho de que los mismos síntomas los hubiera experimentado Pablo en su camino a Damasco—. No sentimos la necesidad de especular al respecto. Es suficiente con parafrasear la inevitable pregunta de David Hume. ¿Qué es más probable, que un hombre sea utilizado por Dios para revelarnos algo, o que ese hombre haya partido de revelaciones existentes y se crea o reclame que mostrárnoslas le haya sido ordenado por Dios? En cuanto al dolor y a los ruidos en la cabeza, uno sólo puede suponer que una comunicación directa con Dios no tiene que ser precisamente una experiencia calmada, bella y lúcida.

  8. Ozymandias

    domingo, noviembre 30, 2008




    © Percy Bysshe Shelley
    © Traducción de Fernando G. Toledo

    A un viajero vi, de tierras remotas.
    Me dijo: hay dos piernas en el desierto,
    De piedra y sin tronco. A su lado cierto
    Rostro en la arena yace: la faz rota,
    Sus labios, su frío gesto tirano,
    Nos dicen que el escultor ha podido
    Salvar la pasión, que ha sobrevivido
    Al que pudo tallarlo con su mano.
    Algo ha sido escrito en el pedestal:
    «Soy Ozymandias, el gran rey. ¡Mirad
    Mi obra, poderosos! ¡Desesperad!:
    La ruina es de un naufragio colosal.
    A su lado, infinita y legendaria
    Sólo queda la arena solitaria».

  9. Los ateos se hacen fuertes

    martes, noviembre 25, 2008

    Los no creyentes se organizan para frenar la beligerancia de las religiones y su poder en el Estado - Sus campañas publicitarias reciben generosas donaciones y aumenta la demanda de apostasía


    © Abel Grau
    Publicado en El País (24-11-2008)

    «Probablemente no hay dios, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». Este eslogan lucirá en los autobuses de Londres a mediados de enero. Se trata de la primera campaña ateísta en Reino Unido financiada con donaciones de contribuyentes anónimos. Y ha sido un éxito. Preveían recaudar 5.500 libras (6.500 euros) y en tan sólo dos días reunieron 10 veces más. No es algo aislado. Esta semana se ha puesto en marcha una iniciativa similar en Washington. Los ensayos que arremeten contra la religión se convierten en superventas y, en España, aumentan las solicitudes de apostasía. Parece que la hora de los no creyentes ha llegado. ¿Está el ateísmo tomando una nueva conciencia más activa en la sociedad?
    No es fácil confesar que uno es ateo, es decir, que niega la existencia de Dios, según señala el biólogo Richard Dawkins, conocido como el rottweiler de Darwin por su férrea defensa de la teoría evolucionista. «La situación de los ateos hoy en día en América es comparable a la de los homosexuales 50 años atrás», escribe Dawkins en el ensayo El espejismo de Dios (Espasa Calpe), que ha vendido 1,5 millones de ejemplares. «Los ateos son mucho más numerosos, sobre todo entre la élite educada, de lo que muchos creen», prosigue. El problema es que, a diferencia de otros grupos religiosos, no están organizados. «Un buen primer paso podría ser generar una masa crítica con aquellos que desean salir a la luz y así animar a otros a hacer lo mismo. Pueden hacer mucho ruido».
    Ruido considerable es el que ha conseguido la citada campaña del autobús ateísta británico. La gestiona la British Humanist Association –una organización que promueve acabar con la privilegiada posición de la religión en la ley, la educación y los medios de comunicación– a través de la web www.justgiving.com/atheistbus. Su patrocinador más ilustre es el propio Dawkins. Iniciada el 21 de octubre, se propuso recaudar 5.500 libras (6.500 euros, el coste de un mes de los anuncios en 30 autobuses) y sólo necesitó dos horas para conseguirlos. En dos días, ya tenían 58.900. La cuenta ya va por 143.200 euros.
    «Los donantes sienten que no tienen voz, que el Gobierno y la sociedad presta demasiada atención a la religión y a sus líderes, mientras que a los que no son religiosos se les ignora», señala desde la capital británica Hanne Stinson, directora de la British Humanist Association. Al otro lado del Atlántico, la American Humanist Association ya ha organizado una campaña similar para los autobuses de Washington con el lema «¿Por qué creer en un dios? Sé bueno por la propia bondad». Se puso en marcha la semana pasada con una previsión de 200 autobuses (www.whybelieveinagod.org). En España, la Unión de Ateos y Librepensadores estudia unirse a la campaña. «Aunque las condiciones en España no son las mismas que en el mundo anglosajón, donde las alternativas de ateos y agnósticos son mucho mas respetadas, y su prestigio social es consecuencia de su permanente presencia en el mundo de las ideas», señala la asociación en su web, ateos.org.
    Este nuevo ateísmo también ha irrumpido en las librerías. Una ilustre alineación de científicos e intelectuales ha emprendido la batalla dialéctica a gran escala contra la religión. Sus ensayos se han convertido en superventas. En El espejismo de Dios (10.000 ejemplares vendidos en España), Dawkins expone su hipótesis de que Dios no existe, sostiene que no necesitamos la religión para ser morales y que podemos explicar las raíces de la religión y la moralidad en términos no religiosos. El ensayista Christopher Hitchens argumenta en Dios no es bueno (Debate) que la religión da una explicación errónea del origen del ser humano y del cosmos, que causa una peligrosa represión sexual y que se basa en ilusiones. Ha vendido cerca de 150.000 ejemplares en Reino Unido y 12.000 en España. En EE UU, el filósofo Sam Harris, autor de The end of faith (W.W. Norton) pone de vuelta y media a las grandes confesiones: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Las tacha de locuras socialmente aprobadas, cuyos credos son irracionales, arcaicos y mutuamente incompatibles (200.000 vendidos).
    En Italia, el matemático Piergiorgio Odifreddi ha escrito ¿Por qué no podemos ser cristianos? (RBA), que ha colocado 200.000 ejemplares en su país. En Francia, Michel Onfray se situó en 2005 entre los más vendidos con Tratado de Ateología (Anagrama), un alegato a favor del pensamiento hedonista y contra la religión. Vendió 209.700 ejemplares. Las cifras parecen indicar que aumenta el interés por la crítica a las religiones. Odifreddi, aun así, es cauto: «Hay una buena parte de la población que valora la razón y la ciencia, pero es una minoría sin mucho acceso a los medios de comunicación».
    La razón de este nuevo movimiento está, irónicamente, en los propios fundamentalistas religiosos, según sostienen varios especialistas. «La beligerancia de las religiones lleva a la gente a tocar a rebato», explica el teólogo de la Universidad Carlos III Juan José Tamayo. «Las religiones han despertado de un modo social y culturalmente agresivo, porque reclaman una presencia en el espacio público; quieren intervenir en la vida privada y tener un peso político. En definitiva, quieren que los Estados sean confesionales». Una idea con la que coincide el filósofo Reyes Mate, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): «La crítica a la religión resurge cada vez que la religión se quiere convertir en principio moral de la democracia».
    Cuando se habla de integrismo se suele pensar en los países musulmanes, pero también se encuentra en el corazón de Occidente. «Pienso en Estados Unidos», sigue el teólogo Tamayo. «En la campaña electoral de 2004, entre John Kerry y George W. Bush, la politización de la religión fue notable: los dos candidatos recordaban constantemente que creían en Dios». Es el caso, por ejemplo, de las escuelas de algunas zonas de Estados Unidos que quieren introducir en las aulas la enseñanza del creacionismo y del diseño inteligente (que equivale a la interpretación literal de la Biblia). Los líderes religiosos occidentales, como el papa Benedicto XVI, o los grupos evangélicos en EE UU, pretenden influir en la política porque «consideran que necesita una legitimación religiosa», señala Tamayo. Además exigen «que la ética se fundamente en un ser trascendente, ya que no reconocen a los políticos como guías morales», e imponen que los textos sagrados, que son míticos y simbólicos, sean considerados como histórica y científicamente válidos.
    Esa intervención de la religión en la vida privada es la que pidió el cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, en octubre en el sínodo de los obispos de Roma. Criticó el laicismo, es decir, que las personas, la sociedad y, sobre todo, el Estado, sean independientes de cualquier organización o confesión religiosa. Lo dejó claro: «El Estado moderno, en su versión laicista radical, desembocó en el siglo XX en las formas totalitarias del comunismo soviético y del nacional-socialismo». Por eso llama a que la Iglesia participe en la vida privada e incluso en los debates legislativos.
    Muchos ciudadanos en España han reaccionado. Las solicitudes de apostasía en los seis primeros meses de 2008 han sido 529, lo que supera a las de todo 2007 (287) y a las de 2006 (47), según la Agencia Española de Protección de Datos. El Ayuntamiento de Rivas, en Madrid, abrió en marzo una oficina para facilitar los trámites de apostasía. En menos de un mes recibió más de 1.100 consultas de toda España. Entre los principales motivos: la reelección de Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal. Y no son sólo las apostasías. La práctica religiosa también desciende. Si en 1998 los españoles que se consideraban católicos eran el 83,5%, 10 años después son el 78%, según el barómetro de enero de 2008 del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
    Las cifras, sin embargo, podrían quedarse cortas. «Ese 78% que dice que es católico, lo es por el bautismo y otros símbolos introducidos en la infancia», señala el teólogo Tamayo. «Esa educación puede que continúe o que se interrumpa y dé lugar a la apostasía o a la indiferencia, que es el fenómeno mayoritario», añade. Los datos se elevan entre los jóvenes. El 46% de los chicos entre 15 y 24 años se consideran agnósticos, ateos o indiferentes, según un informe de la Fundación Santamaría de 2005 (en 1994, eran el 22%). El 39% se define como católico no practicante y tan sólo el 10%, como católico practicante. Las razones del descenso: la «impopular» postura de la Iglesia «en temas como la ley que regula el matrimonio homosexual, el aborto o la sexualidad», según uno de los autores del informe, el sociólogo Juan González-Anleo.
    Este nuevo ateísmo lucha contra la religión en la arena dialéctica. «Esa hostilidad que yo y otros ateos expresamos ocasionalmente contra la religión está limitada a las palabras. No voy a poner una bomba a nadie, ni a decapitarlo, ni a lapidarlo, ni a quemarlo en la hoguera ni a crucificarlo ni a estrellar aviones contra sus rascacielos», escribe Dawkins. De hecho, el propio lema del bus ateísta británico se aleja del dogmatismo. El «probablemente» reconoce que igual que no hay pruebas de la existencia de Dios, tampoco las hay de lo contrario. «No es necesario mantener una relación hosca con la religión», considera el filósofo Jesús Mosterín, miembro del CSIC. «Se puede conservar sin creérsela pero con curiosidad y simpatía, como una tradición folclórica más». Eso sí, aunque dialéctica, es una batalla sin cuartel.
    La crítica a la religión es antigua pero, sobre todo desde el siglo XIX, cuenta con una aliada crucial: la ciencia. Así lo ha expuesto el premio Nobel de física estadounidense Steven Weinberg en The New York Review of Books: «Creo que entre la ciencia y la religión existe, si no una incompatibilidad, por lo menos lo que la filósofa Susan Haack ha llamado una tensión, que gradualmente ha ido debilitando la creencia religiosa, especialmente en Occidente, donde la ciencia ha avanzado más». La ciencia, enumera el Nobel, explica mejor el funcionamiento del mundo que la religión y refuta el papel del hombre como protagonista de la creación. Otro de los físicos más prestigiosos del mundo, Stephen Hawking, lo suscribe: Las leyes por las que se rige el universo «no dejan mucho espacio para milagros ni para Dios».
    Ciencia y religión no pueden convivir en paz, añade el matemático Odifreddi. «La ciencia acepta verdades basadas en confirmaciones empíricas y deducciones matemáticas y lógicas. La religión, al menos la católica, se refiere a un libro de hace 2.000 años y a pronunciamientos dogmáticos de concilios y del Papa. Es difícil imaginar métodos más opuestos».
    Pero ¿podemos vivir sin Dios? La respuesta de los científicos, filósofos y teólogos no es unánime. El Nobel Weinberg confiesa que no es fácil no creer, pero está convencido de que la creencia declina inevitablemente en Occidente. Y añade que aunque las prácticas religiosas se mantengan durante siglos, no está tan seguro de que la creencia perviva. «Hay que distinguir la religión, que es construcción social, de la experiencia religiosa, que es personal», matiza Tamayo. «Las iglesias son instituciones, con un atractivo político y social, que incluso hoy pocas veces implican creencias profundas», añade Odifreddi, «por lo que pueden sobrevivir aunque la fe languidezca». «En el futuro seguiremos creyendo, porque lo llevamos de fábrica», argumenta el físico Jorge Wagensberg. «La psicología del desarrollo, la antropología cognitiva y la neurociencia señalan que evolutivamente estamos programados para creer».
    Otros están convencidos de que la ciencia es la respuesta. «¡Todos creemos en algo!», concede el matemático Odifreddi. «La cuestión es qué debemos creer; yo creo que la ciencia puede ofrecer incluso una concepción espiritual del mundo, al mostrar cómo tras el aparente caos del cosmos descansa un orden profundo». Su conclusión es clara: «La ciencia es hoy la religión verdadera, mientras que la vieja religión es sólo superstición. Así que si alguien quiere creer en algo, puede creer en la ciencia y su manera de ver el mundo».

  10. El diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, «absolvió» este viernes a los Beatles en un largo artículo en el que elogia el «talento musical» del célebre grupo y conmemora los 40 años del lanzamiento del álbum [llamado] White Album.

    El artículo inicia con el recuerdo, con tono indulgente, de la célebre y controvertida declaración de John Lennon de «Los Beatles somos más famosos que Jesucristo» y que le valió duras condenas en todo el mundo.



    «Fue una frase que suscitó profunda indignación pero que hoy en día suena más a una mofa de un joven de la clase obrera inglesa abrumado por el éxito», escribió el diario del Vaticano.

    Para el rotativo de la Santa Sede, la «banda de los cuatro» cumplió una «revolución blanca» con White Album (álbum blanco), que califica de «utopía musical, donde se encuentra todo y el contrario de todo».

    «Era un conjunto de canciones tal vez discutible pero revelador de toda una época», escribe el diario. En esos años entre «la protesta juvenil, las contradicciones, excesos y fugas hacia adelante, todo era posible y lícito», subraya el rotativo de Papa.

    El «verdadero talento» de los Beatles «residía en su capacidad sin igual de componer canciones populares con ligereza eufórica, un verdadero sello de fábrica», recalca. «Actualmente los productos discográficos resultan estereotipados, muy lejanos de la creatividad de los Beatles», lamenta el periódico papal.

    White Album apareció el 22 de noviembre de 1968 con 30 canciones originales y marcó un hito en la carrera musical del célebre grupo inglés.



  11. La apuesta de Pascal - Modelo 2008

    domingo, noviembre 16, 2008

    MÁLAGA.- Sin duda es una de las incógnitas de toda la historia de la humanidad: ¿existe Dios? Precisamente esta pregunta se ha convertido en un motivo de apuestas. Y es que la casa de apuestas británica Paddy Power ha aprovechado el tirón del acelerador de partículas (el LHC) y la campaña de publicidad ateísta lanzada por el darwinista Richard Dawkins para convocar este juego. La apuesta, que se abrió hace dos meses, se paga 4 a 1 a favor de que se encontrarán pruebas de la existencia de un ser divino antes del 31 de diciembre de 2009.
    Todo comenzó en septiembre de este año, cuando la casa de apuestas británica inició la votación coincidiendo con el anuncio de que el acelerador de partículas, mediante la simulación del Big Bang, podría llevar a descubrir las partículas más elementales que dieron origen al universo y que aportarían información sobre la denominada «partícula de Dios», que llega a ser como el pilar fundamental del cosmos y responsable de la existencia de la humanidad.
    Inicialmente las apuestas a favor de encontrar las pruebas de la existencia de Dios eran de 20 contra 1, aunque un fallo magnético en el acelerador hizo que la puja llegase a 33 a 1, a pesar de lo cual el interés por el asunto fue creciendo hasta llegar a la situación actual de 4 contra 1. ¿Fe o ciencia? Esta es la gran pregunta.
    Aunque suene a chiste, Paddy Power podría perder más de 62.000 euros si se encuentran pruebas que podrían justificar la creencia religiosa. Y los internautas siguen apostando, según publica The Daily Telegraph.
    Precisamente la apuesta coincide con la exitosa campaña ateísta de Dawkins, que ha «empapelado» los autobuses londinenses con pancartas en las que se lee: «Dios probablemente no existe, deje de preocuparse y disfrute de su vida».
    «La religión está acostumbrada a que todo le salga gratis, incluyendo el derecho a lavar el cerebro de los niños. Esta campaña colocará eslóganes alternativos en los autobuses y hará pensar a la gente», explicó recientemente Dawkins.
    Publicado en La Opinión.

  12. La campaña del autobús, según Nietzsche

    lunes, noviembre 10, 2008


    Suponemos que el autor de El Anticristo habría diseñado un cartel muy diferente al de Dawkins para colocar en los autobuses.

    Fuente.

  13. © Federico Simón
    Publicado en El País
    22-10-2008

    VALENCIA.- El filósofo italiano Paolo Flores d’Arcais, fundador y director de la revista MicroMega, argumentó ayer en Valencia que los primeros años del pontificado de Joseph Ratzinger responden a un «proyecto de reconquista» religiosa mediante el cual la «Iglesia intenta imponer su punto de vista a través del Estado». En su opinión, el discurso de 2006 del papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona (Alemania) en el que propuso un pacto de religiones era «una propuesta que el catolicismo hacía a las otras religiones monoteístas para establecer una santa alianza contra el laicismo», que los católicos tachan de «iluminismo radical». Defiende así la Iglesia que el laicismo lleva al nihilismo moral, lo que pone en peligro la convivencia. Frente a esto, Flores d’Arcais argumentó que esa alianza sería una falacia, una «tesis impracticable» puesto que «todas las religiones pretenden que la verdad es la suya» y, como mucho, «conceden a las demás la posibilidad de ser verdades incompletas, verdades preparatorias». Enmarcada en los actos de la XXXVII edición de los Premis Octubre, el filósofo italiano impartió la conferencia titulada Las religiones contra la razón, que inauguraba el XIV Congreso de Pensamiento titulado Política y Religión. En ella, apostó por la tesis laica de que «Dios es un vínculo solo para los que creen en él» y «el auténtico diálogo implica que cada uno deje en casa sus convicciones religiosas».
    «Si decidimos que la base de la convivencia es la verdad de Dios, la pregunta ya no es de qué dios hablamos sino qué interpretación de ese dios tomamos», argumentó Flores d’Arcais. Por ejemplo, explicó que Dios habla del divorcio en el Antiguo Testamento, pero también habla del matrimonio indisoluble en el Nuevo Testamento y hasta permite a un hombre tener cuatro mujeres en el Corán. «Dios no habla, habla a través de hombres que lo interpretan», resumió. Ante esta situación, el filósofo negó al Papa la existencia de una «moral natural». Y se remitió a la historia del Homo sapiens para argumentar, como defendió el francés Blaise Pascal, que el hombre «ha sobrevivido mediante las más distintas formas de normas morales». Hasta las prácticas ahora más reprobables (robo, incesto, parricidio) han podido tener en su día una alta consideración social.
    Por ello, apostó por «laicizar el poder y poner a Dios entre paréntesis». En ese sentido, defendió la tesis del jurista holandés del siglo XVII Hugo Grocio de legislar etsi Deus non daretur («Como si Dios no existiera») que «salvó a Europa de décadas y décadas de destrucción, guerras civiles y guerras religiosas».
    Por último, alertó de la regresión que propugnan la Iglesia católica y los fundamentalistas religiosos americanos.

    Sale a la venta el libro ¿Dios existe?

    A continuación, el texto con que Espasa Calpe presenta este volumen:

    Temas tan controvertidos como el conflicto entre fe y razón, los valores comunes entre cristianos y ateos, el aborto, el papado de Juan Pablo II, la caída del comunismo, los derechos humanos, la naturaleza, la solidaridad o la autocrítica de la Iglesia fueron motivo del debate que en 2000 mantuvieron en Roma el entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, y el filósofo ateo Paolo Flores d’Arcais desde posiciones claramente contrapuestas.
    El núcleo central de este libro —vivo, intenso, vibrante, en el que se habla con claridad y de manera directa de controvertidas cuestiones de actualidad— es ese diálogo, al que acompaña un texto de cada participante. El de Joseph Ratzinger se centra en la crisis del cristianismo; el de Paolo Flores rebate sus tesis, sostiene la idea de que la Iglesia rechaza el diálogo y destaca las contradicciones en que incurre esta institución.
    Joseph Ratzinger, teólogo y filósofo, (Baviera, 1927) participó como asesor en el Concilio Vaticano II y, siendo arzobispo de Múnich, fue nombrado cardenal por Pablo VI (en 1977). Durante el papado de Juan Pablo II desempeñó el cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y, a la muerte del pontífice, en 2005, se convirtió en su sucesor, con el nombre de Benedicto XVI. Escéptico frente a propuestas reformadoras de la Iglesia, es autor de numerosos artículos y estudios teológicos.
    Paolo Flores d’Arcais (Udine, 1944), filósofo y periodista, es un decidido impulsor de los valores cívicos de democracia e igualdad. Colaborador habitual de numerosos diarios y revistas, El País y Claves, entre otros, es el fundador de la revista de pensamiento MicroMega. Sus artículos y ensayos constituyen una referencia fundamental en el ámbito intelectual de la Europa contemporánea.

  14. ¿Influencia?

    miércoles, octubre 29, 2008


    Título de una entrevista a John Dupré, publicada el 11 de octubre de 2008 en el suplemento Ñ del diario Clarín de la Argentina. De John Dupré, específicamente de su libro El legado de Darwin, dio cuenta este blog (Razón Atea), en setiembre de 2006 [ver aquí].

  15. El autobús ateo

    jueves, octubre 23, 2008


    «Probablemente dios no exista. Así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». A partir de enero este será el eslogan que algunos autobuses urbanos del centro de Londres llevarán tanto en el interior como en sus laterales. La campaña, que fue lanzada el pasado día 21, parte de la iniciativa de la British Humanist Association y ha sido impulsada por el profesor Richard Dawkins, autor de El espejismo de Dios, con el objetivo de hacer «pensar a la gente, algo completamente contrario a la religión».
    Los organizadores necesitaban recaudar 5.500 libras (unos 6.700 euros) para que la publicidad estuviera presente en 30 autobuses durante un mes, pero el apoyo de Dawkins y la llamada de la escritora y humorista, Ariane Sherine, en su blog de The Guardian a sumarse a la recogida de fondos para que la campaña saliera adelante ha sido un éxito. Dawkins prometió poner otras 5.500 libras para que los autobuses llevaran dos carteles durante cuatro semanas si se conseguía el objetivo. Ese dinero iba a recaudarse a través de una página web donde todos lo que apoyaran la campaña podrían hacer sus donaciones.
    Este jueves ya se habían recaudado 86.000 libras, lo que provocará sin duda que no sólo una flota de autobuses lleve los carteles. Según The Daily Telegraph, la campaña podría extenderse a otras ciudades inglesas. De hecho, la directora ejecutiva del grupo humanista, Hanne Stinson, habla de llevarla «a otros medios de transporte tanto dentro como fuera de Londres».

    Cristianos apoyando el ateísmo
    Las donaciones están llegando de los sitios más dispares. Tanto es así, que hasta el think tank Theos, creado hace dos años con el apoyo del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y la cabeza visible de la Iglesia Católica Romana en Inglaterra, el cardenal Cornmac Murphy, apoyó a la causa con 50 libras porque piensan que ese anuncio pueda ayudar también a la gente y hacerles pensar sobre la importancia de dios.
    Su director, Paul Woolley, dijo ayer que «inicialmente nos desagradó la campaña, pero cuando vimos el mensaje, no nos lo podíamos creer. Me extraña como los ateístas pueden hacer tan buenos anuncios para los cristianos».


    Publicado en Público.

  16. Religidículo

    sábado, octubre 18, 2008



    Nota del autor del blog: Me atribuyo los derechos de autor en la traducción del título. Sé que les costaba algunos pensar en una transliteración fiel al Religulous original, y ésta es mi solución (je je).

  17. La corta palabra del Señor

    martes, octubre 14, 2008

    La Biblia todavía no se ha traducido a 4.500 idiomas

    Ciudad del Vaticano, 14 oct (EFE).- La Biblia ha sido traducida hasta el momento en 2.454 idiomas y aunque es el libro más difundido del mundo todavía queda por traducirla a otros 4.500, informó hoy el obispo italiano Vincenzo Paglia, presidente de la Federación Bíblica Católica.
    Paglia, obispo de Terni, dio esos datos durante el acto en el que la Federación Bíblica Católica y las Sociedades Bíblicas (protestantes) firmaron un acuerdo en el Vaticano para favorecer la traducción y difusión de la Biblia.
    El obispo de Terni manifestó que pese al trabajo realizado a lo largo de los años para traducir la Biblia solamente ha sido traducida íntegramente en 438 idiomas.
    El Nuevo Testamento ha sido traducido en 1.168 lenguas y algunos libros, como los Evangelios y los Salmos, han sido traducido en 848 idiomas.
    El prelado católico recordó que en 1968 se redactaron los principios comunes para la colaboración interconfesional para la traducción de la Biblia y que cada vez más las traducciones protestantes son utilizadas por los católicos y viceversa.
    Paglia subrayó que las Sociedades Bíblicas distribuyeron en 2006 casi 26 millones de biblias, «lo que supone -precisó- que sólo alcanzaron al uno o dos por ciento de los dos mil millones de cristianos».

  18. ROMA, 5 Oct. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) - El Papa Benedicto XVI aseguró hoy que «siempre habrá pueblos dispuestos a acoger la fe» a pesar de que en otras regiones, «ésta se debilite hasta el punto de llegar a extinguirse», tal y como está sucediendo hoy en día en algunas naciones que en otros tiempos fueron «ricas de fe y de vocaciones».
    El Pontífice pronunció estas palabras durante la Misa de apertura de la XII asamblea general ordinaria del Sínodo de Obispos, que tendrá lugar a partir de hoy en el Vaticano y se alargará hasta el próximo 26 de octubre. Durante la homilía, el Papa abordó la crisis que está viviendo la fe católica en algunas naciones como consecuencia de la «influencia deletérea y destructiva de una cierta cultura moderna».
    «Si contemplamos la historia, estamos obligados a registrar, no en pocas ocasiones, la frialdad y rebelión de cristianos incoherentes», afirmó. De hecho, algunas de las primeras comunidades cristianas que eran «inicialmente florecientes» han «posteriormente desaparecido y actualmente sólo se las recuerda en los libros de historia». «¿No podría suceder lo mismo en nuestra época?» se preguntó.
    «Hay quien, habiendo decidido que “Dios ha muerto” se declara “dios” a sí mismo, considerándose el único artífice del propio destino» y «el propietario absoluto del mundo». Así, «desembarazándose de Dios», el hombre «cree que puede hacer lo que quiera y puede proponerse a sí mismo como la única medida del propio actuar», explicó.
    Sin embargo, advirtió de que cuando el hombre «elimina a Dios de su horizonte» y se convierte en «propietario absoluto» de sí mismo y «único patrón de la creación» se expanden «el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y la explotación» así como «la violencia en todas sus expresiones», tal y como demuestran «ampliamente» los crímenes que cada día reportan los medios de comunicación. «Al final, el punto de llegada es que el hombre se encuentra a sí mismo más solo y la sociedad más dividida y confundida», aseguró.
    Aun con todo, las Sagradas Escrituras recogen el «mensaje consolador» de que «el mal y la muerte no tienen la última palabra», sino que «el que vence, al final es Jesús. ¡Siempre!», exclamó, asegurando que éste será el anuncio que la Iglesia «renovará de modo significativo» durante la celebración del Sínodo.
    Esta reunión se centrará en el papel que actualmente tienen las Sagradas Escrituras en la vida y misión de la Iglesia. A este respecto, el Papa recordó que el «deber primario y fundamental» de la Iglesia es «nutrirse de la Palabra de Dios».

    Vivir lo que se predica para ser creíble
    «Es indispensable que la Iglesia conozca y viva lo que anuncia, para lograr que su predicación sea creíble, a pesar de las debilidades y la pobreza de los hombres que la conforman», señaló.
    El Papa también repasó la situación en que se encuentra el anuncio del Evangelio, explicando que así como «muchos no lo han encontrado todavía y están esperando su primer anuncio», otros, «aun habiendo recibido una formación cristiana, han debilitado su entusiasmo» y su contacto con la Palabra de Dios es «superficial».
    Otros «se han alejado de la práctica de la fe y necesitan una nueva evangelización», mientras que «tampoco faltan personas de recto sentir que se plantean preguntas existenciales sobre el sentido de la vida y de la muerte, preguntas a las que sólo Cristo puede ofrecer respuestas satisfactorias».
    Ante esta situación, los padres sinodales debatirán en los próximos 21 días sobre el modo de hacer que «cada vez sea más eficaz el anuncio del Evangelio en nuestro tiempo» y lograr que su «luz» ilumine «todos los ámbitos de la humanidad, desde la familia hasta la escuela, la cultura, el trabajo, el tiempo libre y demás sectores de la sociedad».
    En total, participarán 253 obispos y eclesiásticos de todo el mundo, de los que 90 proceden de países europeos, 62 de América, 51 de África, 41 de Asia y nueve de Oceanía.

    Otra vez acuden a un judío
    Una de las principales novedades de este año será la participación externa del primer no cristiano. Se trata del rabino judío Shear-Yashuv Cohen, quien, a petición del Papa, hablará ante los padres Sinodales sobre el papel que tiene la Biblia en la religión hebrea.
    El Sínodo de Obispos fue instituido por el Papa Pablo VI en 1965 tras la celebración del Concilio Vaticano II. En él, los obispos se reúnen con el Papa para intercambiarse mutuamente información y experiencias y fijar soluciones pastorales concretas para el futuro. Su objetivo es ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia.
    Normalmente, este tipo de asamblea se centra en un aspecto de particular relevancia para la vida y misión de la Iglesia. El primer Sínodo que se celebró con Benedicto XVI tuvo lugar en octubre de 2005 y trató sobre el Sacramento de la Eucaristía.

  19. Bioética materialista: el aborto

    miércoles, octubre 01, 2008

    © Gustavo Bueno

    La cuestión del aborto ofrece un «escenario» significativo para hacer jugar a los principios bioéticos, sin olvidar que puede darse el caso de un gran desacuerdo en los principios, junto con un amplio consenso en determinadas resoluciones. Por ejemplo, puede mantenerse el consenso cuanto a la validez ética del aborto antes de transcurridos los tres primeros meses del embarazo, razonando desde principios muy diversos. Presupondrán algunos que, aunque el hombre sólo es hombre por el alma racional, el embrión o el feto todavía no ha recibido ese alma racional y, por consiguiente, su destrucción no tiene que ver con un asesinato; negarán otros que el hombre sea hombre en virtud de la recepción de un alma espiritual, pero convendrán en que antes de las seis semanas no existe actividad cerebral en el embrión; unos terceros argumentarán a partir del supuesto de que el feto es propiedad de la madre, que tendría sobre él el ius utendi et abutendi. Otras veces, los principios imponen resoluciones que excluyen todo consenso con quienes admiten principios opuestos sobre el particular: tal es el caso de las resoluciones derivadas de los principios asumidos por la Iglesia Católica (el Catecismo de 1992 excluye el aborto en todos los supuestos). Ahora bien, la mayor parte de los principios alegados, adolecen de su carácter ad hoc y, más que como principios, podrían interpretarse como postulados establecidos a fin de justificar una resolución ya previamente tomada («es legítimo el aborto porque el feto de menos de tres meses no es un ser humano, por lo que hablar de asesinato está fuera de lugar»; o bien «es ilegítimo porque el feto es un ser dotado de alma racional», &c.).
    En cualquier caso, los principios bioéticos aplicables al aborto, sean o no postulados ad hoc, habría que clasificarlos en dos grandes grupos:

    (1) Principios distributivos, es decir, aplicables distributivamente a cada uno de los organismos biológicos humanos (embriones, fetos, &c.)

    (2) Principios atributivos, aplicables a cada organismo en relación con otros organismos de su grupo.


    Entre los principios distributivos contamos, ante todo, a los que postulan el carácter sagrado de la vida, o de la vida humana, que tendría el embrión o el feto: cada embrión o cada feto, en la medida en que sea humano, se considerará como una realidad exenta dotada por sí misma de la máxima dignidad. Adviértase que la perspectiva distributiva salta por encima de la línea que separa la «vida potencial» y la vida actual, que alguien (con P. Singer) invoca como criterio verdaderamente pertinente para la discusión (el embrión, aunque no sea persona, ni ser humano en acto, es persona o ser humano en potencia); porque una tal potencialidad sigue siendo predicada del sujeto distributivamente.
    Entre los principios atributivos contaremos a todos aquellos que parten de las relaciones de la vida humana (o de la persona humana) con otras personas en general, y con el grupo de referencia en particular. Quienes justifican el aborto, por ejemplo, en el supuesto de que el desarrollo del feto ponga en peligro la vida de la madre, están de hecho situados en una perspectiva atributiva, la que relaciona, por enfrentamiento dialéctico, la vida de la madre con la del hijo. Se planteará entonces la cuestión del aborto en el contexto de la lucha por la vida, de la «defensa propia», &c., en el supuesto de que sea preciso elegir entre la vida de la madre y la vida del feto. Desde esta perspectiva caben, sin embargo, dos resoluciones totalmente enfrentadas: la de quienes optan por la vida del feto, en cuanto persona más débil y desprotegida -al menos en la etapa anterior a una ley del aborto que le protegiera- o los que optan por la vida de la madre en cuanto actualmente es una vida más valiosa que la de una simple promesa o la de una vida potencial. Más en general, la de quienes saludan con gozo a los futuros organismos que renuevan la vida y la de quienes ven en ellos advenedizos invasores que entran en competencia con la suya propia. Y esta diferencia de perspectiva no obedece únicamente a motivos psicológicos: en una sociedad que dispone, por conquista o por cualquier otro motivo, de tierras cultivables abundantes, de mares o ríos explotables, la venida de los hijos será percibida como una bendición de Dios, que envía nuevos brazos para trabajar; en una sociedad adaptada a unas tierras pobres, sin futuro, los hijos que llegan y, sobre todo las hijas, serán bioéticamente percibidos como enemigos, cuyo avance será preciso frenar mediante procedimientos tan expeditivos como pueda serlo el infanticidio de las hembras («diez varones y una mujer, un hijo al año; diez mujeres y un varón, diez hijos al año»).

    Ana Rosa Gazzolli. Mendocina. Madre de una joven que abortó a los 20 años después de su firme pedido. Su hija había sido violada. Padecía una especie de epilepsia que la obligaba a tomar medicamentos incompatibles con su embarazo. Debido a que pidió gritos el aborto para salvar la vida de su hija, grupos católicos intentaron amedrentar a los médicos incluso con avisos de bombas en uno de los hospitales. Finalmente, se realizó el aborto terapéutico, acorde con la legislación argentina, bastantes días después de su pedido.


    La perspectiva materialista, en tanto que subraya la pluralidad en la estructura de cualquier tipo de materia, se inclinará abiertamente por los principios que tengan un significado atributivo. Por ejemplo, rechazará la concepción del embrión (o del feto) como «parte exclusiva del cuerpo de la madre» (como si la vida del embrión o del feto no hubiera requerido también el concurso del varón, y como si esa vida no interesase también al grupo, por ejemplo, a través del derecho de herencia o de cualquier otra circunstancia).
    En cambio considerará secundaria la distinción entre estado potencial y estado actual de un organismo biológico humano (en virtud de la especificidad de su ADN, pongamos por caso), cuando el estado potencial se define de modo positivo. Y la razón es que un estado potencial, aunque sólo alcance su significado en función del acto ulterior, sin embargo, en un campo biológico, y en particular humano, en el cual las fases del desarrollo de los organismos han de considerarse como momentos internos ontogenéticos del propio organismo, los estados potenciales antecedentes alcanzan una realidad por lo menos del mismo rango que los estados posteriores. Sólo mediante la atención a las crías, a los embriones, &c., es posible el curso de la vida; de otro modo, crías o embriones son sin duda tratados, desde una perspectiva proléptica, como seres potenciales; pero la perspectiva proléptica es tal que ha de contar con la realidad futura actual; que es la que confiere sentido, por lo que es impertinente la apelación a su estado potencial. A veces se argumenta alegando la probabilidad de que un embrión sea potencialmente un genio, por lo que habría que protegerlo aún más que a un adulto sea persona en acto, pero no genial. Tan solo puede comenzar a ser pertinente la consideración del estado potencial del embrión desde una perspectiva negativa o limitativa, a saber, cuando se cree saber con certeza que un embrión malformado tiene limitadas sus potencialidades.
    Desde estas coordenadas, la decisión acerca de la viabilidad bioética de un aborto, no se harán depender de principios solemnes que, aunque tengan que ver con la «dignidad de la vida», o de la «persona» que va a nacer, o con la presencia o ausencia en su organismo de un alma espiritual, sean meramente declarativos, sino que se hará depender de principios que tienen que ver con el conflicto dialéctico entre las personas vivientes, con los principios de la lucha por la vida, ya se encuentren los contendientes en estado potencial o en estado actual. Conflictos dialécticos que se plantean sin menoscabo de la dignidad (cuando alguien, en defensa propia, no se detiene a matar a su agresor, no ha esperado a que el agresor haya perdido su dignidad; aun reconociéndola, la vida que la soporta será un objetivo de nuestra pistola o de nuestro puñal). En líneas generales, el aborto quedará bioéticamente justificado (en nombre de la misma vida humana) en todas aquellas situaciones en las cuales la continuidad del embrión ponga en peligro la continuidad de la vida de la madre o la del grupo social (en general: el control de la natalidad, que incluye la destrucción de los bancos de gametos que puedan existir). Nos encontramos entonces en el conflicto entre la generosidad y la firmeza, como virtudes éticas fundamentales. La generosidad ante el embrión indefenso (en función de su futuro) cederá ante la firmeza debida a la madre; si esta firmeza está comprometida por el embarazo, sea a través de la misma vida orgánica, sea a través de la vida ulterior (por ejemplo si el feto está malformado o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre). Cuando una madre ve comprometida su vida por el hijo que depende de ella, lo abortará «bioéticamente» no porque sea parte de su cuerpo, ni porque no tenga aún la dignidad de persona, sino simplemente porque es su enemigo en la lucha por la vida (otra cosa es que lo sea realmente). Mutatis mutandis daremos análogos juicios en lo que concierne al control de la natalidad. Si una proliferación excesiva de embriones pusiera en peligro no ya la vida de las madres, sino la vida del grupo social, este tendría que defenderse de sus futuros competidores en nombre de su propia vida.
    En cualquier caso, desde los principios del materialismo bioético, cabe derivar un juicio condenatorio contra la práctica incondicional del aborto de embriones o de fetos bien formados, fundada en la simple premisa de no haber sido deseado el embarazo». Quien sostiene haber partido de esta premisa, debiera también haber conocido los procedimientos de control de la natalidad de los cuales nuestro presente dispone; y el no haberlos utilizado implicará en principio una gran negligencia, de efectos potenciales o actuales muy graves (riesgo de la vida, despilfarro de quirófanos, atenciones hospitalarias, &c.) que habría que imputar a la madre que propició el aborto y que, en consecuencia, debería compensar con una pena proporcionada (fuerte multa, prisión, &c.) al ordenamiento jurídico.

  20. El dios ausente

    viernes, septiembre 26, 2008












  21. Londres, 17 sep (EFE).- Un directivo de la Royal Society británica que abogó durante una reunión científica por no discriminar al creacionismo en las escuelas británicas ha dimitido a raíz del escándalo que originó su propuesta.
    Michael Reiss, director de educación de esa prestigiosa institución científica, y que une a su condición de biólogo la de sacerdote de la Iglesia Anglicana, se ha visto obligado a dar ese paso después de que sus colegas llegasen a la conclusión de que sus comentarios habían dañado la reputación de esa entidad.
    En una reciente intervención en el Festival de la Ciencia, celebrado en Liverpool, Reiss dijo que era contraproducente desterrar de las aulas las teorías alternativas sobre el origen de la vida y del universo, basándose en que carecen de base científica.
    Según Reiss, los profesores de ciencia no deberían ver en el creacionismo una «idea equivocada», sino una cosmovisión alternativa, en la que creen muchos niños que han crecido en el seno de familias cristianas y musulmanas.
    El premio Nobel de Medicina Richard Roberts describió las opiniones expresadas en público por su colega de «escandalosas» y escribió una carta al presidente de la Royal Society, lord Rees of Ludlow, en la que exigía el despido de Reiss.
    El premio Nobel de Química Harry Kroto, miembro también de la Royal Society, escribió por su parte otra carta recordando que había advertido en su día del peligro de nombrar a un religioso como Reiss director de educación de esa institución.
    Tras la polémica originada, la Royal Society publicó un comunicado en el que explicaba que los comentarios del profesor Reiss, que se había expresado en su condición de directivo de esa entidad, podían fácilmente «malinterpretarse».
    «Aunque no era ésa su intención, se ha dañado la reputación de la Sociedad», señala el comunicado.
    Según la Royal Society, «el creacionismo carece de base científica y no debería formar parte del currículo científico. Y si un joven suscita el tema del creacionismo en una clase de ciencia, los profesores deberían poder explicar por qué la evolución es una teoría de sólida base científica, lo que no es el caso, de modo alguno, del creacionismo».
    Muchos miembros de la Royal Society, entre ellos también el biólogo y divulgador científico Richard Dawkins, han expresado su preocupación por la proliferación de escuelas religiosas en el ReinoUnido y la influencia creciente de la fundación Templeton, de Estados Unidos, que trata de establecer vínculos entre ciencia y religión.
    Harry Kroto pone como ejemplo de lo que puede suceder si no se le pone coto a tiempo lo que ocurre en Estados Unidos, donde la derecha fundamentalista religiosa cada vez ejerce mayor control sobre la política, la judicatura, la educación y los medios de comunicación.
    «Bastaría que saliese elegido presidente (el republicano John) McCain y que fuese víctima de un ataque cardíaco para encontrarnos al frente del país más poderoso del mundo a (la candidata a la vicepresidencia) Sarah Palin, una partidaria del creacionismo», advirtió Kroto recientemente.


  22. Christopher Hitchens.



    © Fernando G. Toledo


    Con la edición de Dios no es bueno. Alegato contra la religión (Debate), de Christopher Hitchens, que ahora aparece en español, se completa la «pequeña biblioteca infiel» de los llamados «cuatro jinetes ateos» en habla inglesa.

    Así, después de El espejismo de Dios (Richard Dawkins), The End of Faith y Letter to a Christian Nation (Sam Harris) y Romper el hechizo (Daniel Dennett), llega el libro de este periodista británico residente en Estados Unidos, entrenado corresponsal de guerra y autor de Juicio a Kissinger y La victoria de Orwell, entre otros títulos. Este cuarteto de obras sigue, en cierto modo, el legado del clásico Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell. Si Dawkins la emprende contra el fundamentalismo cristiano y detalla todo lo que desde la ciencia puede decirse para contradecir la explicación «divina», Harris propone desnudar la puerilidad de algunos argumentos teológicos y Dennett sumergirse en los meandros de la neurología y en las «ventajas» evolutivas de la creencia religiosa, Hitchens se propone directamente un recuento escandaloso del mal religioso.

    Es cierto que Hitchens no se mete con la teología ni, en líneas generales, con la tradición filosófica. Pero a cambio ofrece, con su pluma admirablemente vigorosa, una prolija exposición de la premisa que enuncia su título original inglés, que se pierde en la traducción castellana.

    En efecto, Hitchens va página por página mostrando «cómo la religión lo envenena todo». Y lo hace mirando el devenir de la historia, y no sólo la reciente (el 11-S, el escándalo por las caricaturas de Mahoma).

    Para Hitchens, «en este sentido, la religión es como el racismo. Cualquier versión de cualquiera de las dos anima y desencadena la otra (...). La religión ha sido un inmenso multiplicador de la desconfianza y el odio tribales, según la cual los miembros de cada uno de los grupos hablan de los otros exactamente con el mismo tono de intolerancia». En ese recorrido por «los males» de la religiosidad, uno de los capítulos más destacados es el que Hitchens dedica a uno de los totems contemporáneos: la Madre Teresa. El periodista (quien publicó antes un libro dedicado a la monja) es implacable para con esta figura, a quien acusa de haber sido inconsecuente, aduladora de los ricos y poco menos que vampira de los pobres. Cabe recordar que el Vaticano citó oficialmente a Hitchens para las investigaciones acerca de la canonización de la religiosa India, aceptando que sabe lo que dice.

    El libro es, en suma, una «ateodicea». Es decir, una recopilación de evidencias de los males del mundo (apañados, para colmo, por la fe), los cuales demuestran para Hitchens no que dios no es bueno o dios no es grande, sino que simplemente «no es».

    Publicado en Diario Uno de Mendoza.