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  1. El problema mente-cuerpo

    miércoles, noviembre 15, 2006

    © Mario Bunge

    A] Enunciado. Este problema se reduce a la pregunta «¿qué es la mente y cómo se relaciona con el cuerpo?». Un antiguo problema esencial en la teología, la filosofía, la ciencia, la medicina y la ingeniería.

    B] Principales concepciones. Existen dos amplias concepciones acerca de la naturaleza de la mente y su relación con la materia: el monismo y el dualismo. Los monistas psiconeurales afirman la unidad de la mente y el cuerpo (o el cerebro) y los dualistas afirman su separación. Sin embargo, cada una de estas concepciones es una familia compuesta por lo menos otras cinco doctrinas diferentes.
    Las cinco concepciones monistas son las siguientes. M1 Idealismo (espiritualismo): todo es mental. M2 Monismo neutral o doctrina del doble aspecto: lo mental y lo físico son dos manifestaciones de una sustancia neutral incognoscible. M3 Materialismo eliminativo: nada es mental. M4 Fisicismo o materialismo reduccionista: los sucesos mentales son físicos o físico-químicos. M5 Materialismo emergentista: los sucesos mentales constituyen un subconjunto de los procesos neurofisiológicos en el cerebro de los vertebrados superiores, que emergieron en el transcurso de la evolución.
    Las cinco principales concepciones dualistas son las siguientes: D1 Autonomismo: lo mental y lo físico no están relacionados. D2 Paralelismo psicofísico: todo suceso mental está acompañado de un suceso neural sincronizado pero no relacionado de otra manera. D3 Epifenomenismo: lo mental es causado por lo físico. D4 Animismo: los sucesos mentales, a pesar de ser inmateriales, causan sucesos físicos. D5 Interaccionismo: los sucesos mentales causan o están causados por sucesos neurales o físicos y el cerebro es sólo la herramienta o la «base material» de la mente.
    Cada una de estas diez soluciones forma parte de una escuela filosófica. Desde luego, esto no significa que los filósofos sean los únicos competentes para afrontar el problema. Por el contrario, cuando la confusión reina en un campo filosófico puede ser la oportunidad para que los científicos intervengan y restablezcan el orden.

    C] Evaluación científica de las filosofías de la mente monistas. M1 (el idealismo) implica que todas las ciencias son reductibles a la psicología mentalista. Esta tesis es falsa a todas luces, aunque sólo sea porque los psicólogos no investigan los campos electromagnéticos, las reacciones químicas, la división celular ni los sistemas sociales, excepto en la medida en que afectan a procesos mentales. En cuanto a M2, el monismo neutral, no es una doctrina científica porque postula que la sustancia neutral no puede investigarse; además, no explica cómo esa sustancia desconocida puede aparecer ya como física ya como mental. El materialismo eliminativo (M3) no concuerda con el hecho de que los psicólogos investigan los procesos mentales y que incluso han descubierto algunas regularidades acerca de los afectos, la memoria, el aprendizaje, la inferencia y otros fenómenos mentales. El materialismo fisicista o reduccionista (M4) es demasiado sencillo para que sea verdadero: no deja lugar a las propiedades emergentes del tejido nervioso ni a las peculiaridades de los organismos frente a los sistemas físicos o químicos. La eliminación de las cuatro primeras versiones monistas nos deja con M5, el materialismo emergentista. Éste sostiene que las funciones mentales son procesos cerebrales que aparecen en el transcurso del desarrollo del individuo y que han aparecido en el curso de la evolución. (De modo más preciso, toda función mental es un proceso que ocurre en algún subsistema cerebral. Por consiguiente, si éste se altera de cualquier modo, también lo hará la función que realiza). Esta concepción resulta atractiva pues no es otra que la filosofía que subyace a la neurociencia cognitiva. De hecho, los objetivos de esta disciplina son precisamente: a] identificar los sistemas neurales que realizan las funciones psicológicas conocidas; b] hallar las posibles funciones psicológicas de determinados sistemas neurales, con la esperanza de descubrir nuevos fenómenos mentales; c] explicar lo mental en términos de mecanismos como los de potenciación a largo plazo, el crecimiento y acortamiento de las dendritas y los cambios en las concentraciones de los neurotransmisores; d] proporcionar a la psiquiatría algunos de los conocimientos necesarios para tratar los trastornos mentales con el objeto de ayudar en el diseño y examen de fármacos neurolépticos. Incluso un rápido examen de la literatura científica más reciente sobre el tema debería convencer a cualquiera de que esta empresa ha resultado ser sumamente exitosa, no sólo por sus descubrimientos, sino también porque ha abierto una enorme mina de interesantes problemas científicos y médicos que probablemente se abordarán en las próximas décadas. Basta recordar algunos de ellos: ¿en qué punto de la evolución apareció la ideación?, ¿en qué etapa del desarrollo humano comienza el razonamiento?, ¿cuáles son las asambleas más pequeñas de neuronas (los psicones) capaces de realizar funciones mentales?, ¿dónde y cómo se sintetizan en percepciones las salidas de los distintos sistemas visuales (los que perciben la forma, el color, la textura y el movimiento)?, ¿qué subsitema del cerebro humano realiza los cálculos matemáticos?, ¿cómo afectan las emociones al razonamiento?, ¿cómo afectan los procesos mentales al sistema inmunológico?, ¿cuáles son los mecanismos de acción de los fármacos sobre los distintos procesos mentales?, ¿cómo podría curarse la depresión (y no sólo tratarse)?, ¿cómo podría pararse el progreso de la enfermedad de Alzheimer?, ¿se podrán reemplazar las partes dañadas del cerebro por prótesis vivas?

    D] Evaluación científica de las filosofía de la mente dualistas. A pesar de los logros y el poder heurístico del materialismo emergentista, todavía tenemos que examinar sus rivales dualistas, en los que nos centramos a continuación. El autonomismo, o D1, es demasiado inverosímil para resultar creíble: incluso la psicología del sentido común reconoce los efectos psicosomáticos, como la ruborización o el aumento del pesimismo causados por el dolor, así como los déficit mentales causados por lesiones cerebrales. El paralelismo psicofísico, o D2, es demasiado vago para calificarse como hipótesis científica: no especifica cuáles son las peculiaridades de lo mental o cuál podría ser el mecanismo de sincronización. De hecho, es tan vago que cualquier dato acerca de la «correlación» de lo mental y lo fisiológico puede considerarse que lo confirma. El epifenomenismo, D3, deja sin explicar lo mental e incluye la oscura noción de que una de las «entidades» actúa sobre la otra. La noción de acción está clara para las cosas concretas tales como los fotones, las células y los organismos, pues en estos casos describimos con frecuencia sus estados y cambios de estado así como los mecanismos de tales cambios. Por ejemplo, entendemos –al menos en principio– qué significa el que un centro de la voluntad, situado en el lóbulo frontal, actúe sobre la zona motriz; o que un órgano de la emoción, perteneciente al sistema límbico, actúe sobre el sistema inmunológico. Pero la idea de que algo material actúe sobre –incluso segregue– una entidad inmaterial, o a la inversa, resulta oscura. Además, tales hipótesis no son contrastables experimentalmente, ya que los instrumentos de laboratorios solamente pueden modificar o medir propiedades de cosas concretas tales como las personas. Lo que vale para el epifenomenismo también vale para el animismo o D4, así como para el interaccionismo o D5. Efectivamente, estas concepciones adoptan también el concepto vulgar de mente y no se preocupan de elucidar la idea aun más borrosa de que la mente puede actuar sobre el cerebro, o a la inversa.
    Todas las variedades del dualismo psiconeural presentan varios errores fatales. En primer lugar, dado que el dualismo da lo mental por sentado, no considera el problema de explicar su aparición en el transcurso de la evolución y del desarrollo individual. En segundo lugar, dificulta la investigación de los mecanismos neurales en que consisten los procesos mentales, así como las interacciones entre estos procesos y los procesos musculares, viscerales, endocrinos e inmunológicos. En tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, el dualismo dificulta la interacción y el avance de la psiquiatría, la medicina psicosomática y la psicología clínica. En resumen, el dualismo psiconeural es peor que si fuera estéril: es un obstáculo al progreso de la ciencia y la medicina.

    E] Examen del conjunto de las concepciones dualistas. Para apreciar los méritos de una doctrina necesitamos criterios precisos. Adoptamos los siguientes: inteligibilidad, coherencia interna, sistematicidad, literalidad, contrastabilidad, prueba empírica, coherencia externa, originalidad, potencia heurística y solidez filosófica. Veamos cuál de las diez filosofías de la mente discutidas anteriormente se acerca más a la satisfacción de estos diez criterios. Comencemos por el dualismo psiconeural. Todas sus cinco variedades fracasan al no aclarar la propia concepción de mente, que toman del conocimiento ordinario. El epifenomenismo, el animismo y el interaccionismo están afectados de una oscuridad adicional, a saber, la noción de acción de la materia sobre la mente –o de la mente sobre la materia–, que no se define. Como consecuencia de tales ambigüedades, no se puede decir que alguna de estas concepciones sea internamente coherente. Tampoco satisfacen la condición de sistematicidad: en efecto, no se conoce ningún sistema hipotético-deductivo dualista. Además, la mayoría de los dualistas piensan con metáforas. Por ejemplo, los partidarios del paralelismo emplean la metáfora de dos relojes independientes sincronizados; los animistas están encantados con la metáfora platónica de la proporción: la mente es a la materia lo que el piloto a la nave; y los psicoanalistas emplean varias metáforas físicas y antropomórficas. Pero el peor defecto del dualismo es que, estrictamente hablando, es incontrastable por medios científicos. En efecto, si la mente es inmaterial, entonces, a diferencia del cerebro pensante, es inaccesible a los electrodos, los fármacos, los bisturíes y otras herramientas. Además, el epifenomenismo, el animismo y el interaccionismo están en claro desacuerdo con la física, pues estas concepciones violan las leyes de conservación de la energía. (El epifenomenismo incluye la pérdida de energía, mientras que el animismo y el interaccionismo incluyen la ganancia de energía fuera de lo material). Lejos de ser una novedad, el dualismo es tan antiguo como la religión y la filosofía idealista. Tampoco posee potencia heurística: no sugiere experimentos y conjeturas nuevos. Por último, el dualismo no es filosóficamente sólido, ya que postula la existencia de entes fantasmales. En resumen, el dualismo no consigue superar al menos ocho de las diez pruebas de cientificidad. Enumeradas anteriormente.

    F] Examen del conjunto de las concepciones monistas. Todas las concepciones monistas, excepto el monismo neutral, son razonablemente claras, coherentes, sistémicas, lineales y contrastables. Sin embargo, el materialismo emergentista es el único que parece poseer las cinco virtudes adicionales. De hecho, posee un apoyo empírico –todos los descubrimientos de la psicobiología; es compatible con lo que se conoce en psicología y neurociencia; a pesar de que no es nuevo, es mucho más reciente que sus rivales; es heurísticamente potente ya que subyace en un programa completo de investigación, el de la psicobiología; y es filosóficamente sólido ya que es realista y naturalista. Aunque el materialismo emergentista postula que la mente es un conjunto de funciones cerebrales, no afirma que la neurociencia sea suficiente para explicar las experiencias subjetivas. Más bien sugiere que, debido a que el cerebro es sensible a los estímulos sociales, los procesos mentales están fuertemente influidos por el contexto social. Esto implica que la neurociencia cognitiva debe complementarse con la psicología social. Dicho en jerga técnica, el materialismo emergentista es ontológicamente reduccionista porque postula la identidad de los estados mentales y de los estados cerebrales; sin embargo, en cuestiones epistemológicas favorece la fusión de la psicología con la neurociencia en lugar de la reducción completa de aquélla a esta última. Asimismo promueve la integración vigorosa de todas las ramas de la psicología, tanto como con la filosofía.

    De Diccionario de filosofía (Siglo Veintiuno, 2001).

    Ver también: Adiós a las almas, La materialidad de la conciencia, Versus John Eccles, Contra un enemigo del cerebro, El umbral de la religiosidad, Identifican un gen crucial para la evolución y La esquizofrenia dualista.

  2. 211 comentarios:

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    1. Anónimo dijo...

      PS. Fernando el escriba es un esclavo cristiano que lleva las cuentas. Y a veces, para distraere hace poseía.

    2. SIMBOL:
      ¿Y a mí por qué me mirás? He dicho más de una vez que no estoy sólo del lado de los positivistas, sino en un punto más privilegiado, el de los racioempiristas. Esos que podrían colocar una estaca en Alejandría y otra kilómetros más allá y, al ver que las sombras diferían, deducir que la Tierra era redonda, o al menos curva. Como Eratóstenes.
      Por lo demás, y con respecto a tu simpático texto, sólo advierto que siempre es más fácil enfrentarse a una sombra que al guerrero que la proyecta. Pero ya hablará Fuad Cemayel, yo he de callarme porque aunque soy el escriba, de cristiano no tengo ni las estacas.

    3. Anónimo dijo...

      Fernando G:

      Como dirías tú mismo: "Sólo es literatura".

      Al identificar tu poesía con un cuento ¿he de deducir que tu poesía es sólo ficción y que no expresa tu visión de la realidad?
      Entonces por qué decías en la entrevista que "querías hacer gritar (o hablar) al silencio?
      Yo también he hecho poesía, Nando...

      "Racioempirismo"= "Capacidad de filtrar racional y convenientemente los datos de la experiencia para que confirmen las propias teorías". (Definición sacada de la observación de los racioempiristas de este blog)

    4. Anónimo dijo...

      Derrotado dijo:
      Para empezar, nadie dijo que los sucesos que te condicionan sean conocidos. Son tan innumerables y posiblemente, tan sutiles que es imposible decir que se conocen.

      Respondo: Y si no se conocen ¿cómo puedes estar seguro de que existen y que te condicionan? Sólo tienes sospechas, posibilidades, contra una evidencia, por lo tanto la evidencia queda en pie, y sigues derrotado Derrotado. Revisa el post de Simbol sobre la incertidumbre en el conocimiento de las causas en la entrada siguiente.

      Dijiste: Y por enésima vez, esa elección de no escoger, también tiene una causa. Habrá un motivo que te haga elegirla. Y ese motivo viene por los condicionantes externos.

      Respondo: Distingo "motivo" y "causa": puedo estar más motivado hacia un lado que a otro, pero eso no es la única causa de la elección, pues además está lo que llamamos "libre arbitrio", que es otra causa junto a los motivos y que escoge entre los mismos.

      Dijiste: ¿Tiene fin esta discusión?

      Respondo: Sí, cuando aceptes que no mantienes el determinismo por motivos racionales, sino por coherencia con tu materialismo.

    5. DARK:
      No importa si mi literatura refleja o no mi visión de la realidad, lo que importa es que una afirmación que yo haga en un poema o un cuento no necesariamente representa una opinión personal. Tolkien, por ejemplo, no creía en los elfos, más allá de si expresaba o no su visión de la realidad en El señor de los anillos.

      P.D.: He definido correcta y brevemente lo que es racioempirismo, pero parece que, también, te sentís más cómodo con tu propia caricatura. Como le digo a Simbol, es más inocuo enfrentarte a la sombra del guerrero que a su espada.

    6. DARK:
      Sí, cuando aceptes que no mantienes el determinismo por motivos racionales, sino por coherencia con tu materialismo

      ¡No, Paco! ¡Evitá intimar con tus propios fantasmas! Aceptar el determinismo es lo más racional puesto que no hay nada que nos obligue a pensar que podemos escapar a él si sabemos que a toda causa le sigue un efecto y a todo efecto lo precede una causa.

    7. Anónimo dijo...

      Toledo

      Cuartero escribió en uno de sus posts esto:


      "Cierto es que, como opina el autentico Fernando, en tanto se demuestre lo contrario, me parce que la navaja sigue a favor de que se trata de mera apariencia."

      Esa es la última frase usada por Cemayel. Cómo ves, fue Cuartero el que te metió en el lio, y yo como escritor, tuve que insertar (el escriba) y explicar el personaje (esclavo cristiano).

      La parábola no es mas que un chiste sobre un uso exagerado de la navaja de Occam. Como sabemos esa arma blanca no es una ley sino una buena reglea de sentido común, que muchas veces no es aplicable. Al probre Samir se la aplicaron injustamente, aun cuando no puede objetarse el uso que de ella hizo el sabio Cemayel.

    8. SIMBOL:
      La navaja, como bien decís, no es una ley, sino una buena regla que, a mí me resulta evidente, debe aplicarse en este caso. Un caso que no reprsenta un abuso de su filosa hoja, al contrario.

    9. Anónimo dijo...

      Buenas

      Dark Packer, dijiste: "Sólo tienes sospechas, posibilidades, contra una evidencia"

      Me parece a mi que el concepto de evidencia no lo aprendiste muy bien.

      Dije: "¿Tiene fin esta discusión?

      Dijiste: "Sí, cuando aceptes que no mantienes el determinismo por motivos racionales, sino por coherencia con tu materialismo.

      Jesús dijo: "Quien quiera oir, que oiga". Al parecer, a ti no te apetece mucho. Por mi parte, termino esta discusión.

    10. Orlando dijo...

      Interesante esto del libre albedrío.
      Aunque han pasado unos tres años y medio de esta discusión, creo que el asunto mantiene actualidad, en especial porque ahora se sabe más que hace tres años. (Esto me lo sopló Perogrullo, pero yo lo pongo como si fuese mío)
      Pongo en el Google
      mario bunge libre albedrío y en la búsqueda me circunscribo a la opción Libros.
      En esos libros de vista parcial puede verse sobre el libre albedrío.
      Además en Youtube hay un video de Mario Bunge y Facundo Manes en el que hablan sobre la investigación del libre albedrío desde la neurociencia.
      Saludos

    11. Alfonso dijo...

      Hasta la fecha, nadie puede explicar
      ¿Por qué PENSAMOS?
      Cuándo y por qué aparecen los instintos, los reflejos, la memoria y esa facultad de desarrollar tecnologías como el Internet y de formar grupos para producir bienes e intercambiarlos.
      En éste 2011, se han hecho descubrimientos muy importantes acerca de cómo y porque se va formando una mente semejante y distinta en cada uno de nosotros, y cómo se puede educar y capacitar a todas las personas para convivir de una mejor manera.

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