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  1. Hay patrañas y patrañas

    martes, septiembre 25, 2007


  2. 13 comentarios:

    1. XD Muy gracioso. Atilio me había hablado de este cómico, gracias por darnos acceso a su arte :)
      Lo más curioso es que aborda asuntos clásicos de teología; el origen del mal (y llega a la misma conclusión que los gnósticos, que Dios es un subalterno malo o incompetente) la contradicción entre la omnipotencia de dios y la libertad, etc.
      Todo esto es muy gracioso (yo me lo paso en grande con la teología) pero este tío tiene muchísimo mérito de poder transmitir lo gracioso que es a una audiencia (la gente suele ser reacia a pensar en la teología como algo chistoso).
      Su comparación de la Biblia con Los tres cerditos y con Humpty Dumpty es realmente propia de Borges, cuando decía que la teología es un género de la literatura fantástica.

    2. Anónimo dijo...

      En eso tenía razón Borges, si no leeros el Libro del Mormón. Me lo dió un misionero mormón en la estacion de trenes y lo estuve ojeando mientras espera al tren. Estuvo entretenido, aunque no le llega a la altura en calidad al Señor de los Anillos.

      Por cierto, ese cómico interpretó el papel de obispo católico que ideó la figura del Jesucristo Colega en la película Dogma.

      Saludos

    3. Ese libro, la verdad, tiene cosas que son la monda. Desde luego, como dice Capa, está lejos de tener la calidad del Señor de los anillos, dónde va a parar, pero el detalle de unas gafas mágicas que permiten leer el egipcio antiguo de unas tablillas de oro encontradas en América es maravilloso.

    4. Atilio dijo...

      De vuelta por los pagos ateos.

      El comediante es mejor teólogo que la inmensa mayoría de los creyentes.

    5. Anónimo dijo...

      Capa, sabía que me sonaba de algo no sabía de que era. ¡Que maravillosamente grande!

    6. Anónimo dijo...

      Hace un tiempo recomendè a alguien aquì que viera a Carlin. Un maestro!
      bajè de internet, y me deleito con sus shows.

      Es implacable.

    7. Respecto al "absurdo" de rezarle a Dios, ya fue planteado por Spinoza (fatalista) y refutado por Leibniz. Puesto que existe el libre albedrío y éste es parte del plan de Dios, nuestro destino está también sujeto a nuestra buena voluntad y no sólo a nuestras obras o padecimientos. De lo contrario, incurrimos en lo que Leibniz vino a llamar el sofisma perezoso, que procede más o menos así: "dado que está escrito que voy a hacer x, no hace falta que quiera hacer x para que x ocurra".

    8. Hablando de patrañas, si a lo que dice Leibniz vas a llamarle refutación, a fe mía que las he visto mejores. Por supuesto que en Tratado teológico político está vertida la crítica a este absurdo, pero Leibniz no demuestra que deje de serlo, sólo interpone nuevas peticiones de principio y propone que en la "buena voluntad" esté incluida la oración. Su sofisma del perezoso, para colmo, es más estúpido a la luz de su teoría de la "armonía preestablecida", dado que ésta no se "desafinará" porque yo deje de rogarle a Dios para que cambie el destino que, de todos modos, me tiene preparado. Tampoco lo hará o dejará de hacer si le rezo, claro.

    9. Dios no tiene que cambiar nada, dado que ya lo ha previsto todo. También tus rezos o la falta de ellos.

    10. IRICHC:
      Amén.
      ¡Y luego venís a afirmar a la vez la libertad y la armonía pleestablecida! ¡Alabados vosotros, los católicos doblepensadores, leibnizianos para más inri, pues vuestro doblepensamiento hipócrita les cubre la cara para que no sientan vergüenza de tanta sinrazón!

    11. La previsión no obsta a la libertad. ¿O vas a ser menos libre en todo lo que hoy hagas si yo ayer ya sabía que ibas a hacerlo? Sólo si confundes libertad con indeterminación o indiferencia (la falacia del asno de Buridán).

    12. IRICHC:
      La previsión cancela la libertad. Por supuesto, no seré en absoluto libre si fue posible que supieras lo que yo iba a hacer, dado que ello sólo se explica porque no había otra cosa que yo pudiera hacer. Y no hay que olvidar que el asno de Buridan es una paradoja que da la razón al determinismo, no al libre arbitrio.

    13. Para Daniel, una roca que rueda por la pendiente de una montaña es libre sólo porque no sabe que yo sé que caerá al lago al final de ese recorrido.