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  1. Los buenos ateos

    miércoles, abril 20, 2011


    Issac Asimov, un ateo célebre.


    ¿Existe un perfil psicológico del ateo?

    Un siglo de investigación ha puesto de manifiesto que los ateos tienden a ser personas cultas, y que los científicos de primera línea son especialmente descreídos.


    © Benjamin Beit-Halahmi
    Publicado en The Guardian

    Traducido por Anahí Seri La pregunta es: ¿Qué puede decir la ciencia sobre el ateísmo?
    ¿Qué podemos decir acerca de las personas que son ateas o agnósticas, los que no comparten la tendencia común a creer en el mundo de los espíritus y en algunos espíritus que son mayores que los demás y controlan nuestros destinos? Un siglo de investigaciones nos puede servir de guía.
    Los que no están afiliados a ninguna religión ha resultado que son personas más jóvenes, en su mayoría varones, con niveles de educación y de renta superior, más de izquierdas, pero también menos felices y más alienados de la sociedad más amplia. Estos son hallazgos hechos en EEUU, Australia y Canadá.
    Algunos ateos se han criado sin educación religiosa; otros han decidido rechazar lo que se les había enseñado en la infancia. Los que proceden de hogares religiosos y han abandonado la religión han tenido unas relaciones más distantes con sus padres, y son más intelectuales.
    La irreligiosidad está correlacionada con una tendencia política más de izquierdas, y con el hecho de tener menos prejuicios.
    Los estudiantes radicales que formaban parte del Free Speech Movement (“Movimiento de libertad de expresión”) en la Universidad de California, en Berkeley, en 1964 (que dio lugar a las revueltas de los 60 en los campus americanos) tenían mayor probabilidad de proceder de familias identificadas como judías, agnósticas o ateas.
    Hace ya tiempo que se demostró que es falso que los ateos sean más inmorales o menos honrados. Los estudios que se han centrado en la disposición a ayudar a los demás, o en la honradez, pusieron de manifiesto que los que destacan son los ateos, no los creyentes. Cuando se trata de violencia y de delitos, se ha comprobado, desde que comenzó la criminología, y a partir de datos sobre la adscripción religiosa de los delincuentes, que las personas no creyentes y no adscritas a ninguna confesión tienen una tasa de delincuencia inferior.
    Comenzando en el año 1925, LM Terman y sus colegas estudiaron a 1.528 jóvenes brillantes de California, que tenían un CI superior a 140 y unos 12 años. Se hizo un seguimiento de por vida de miembros de este grupo, y todos ellos resultaron ser no creyentes. Los estudios sobre la religiosidad de los científicos y académicos han mostrado que éstos tienen bajos niveles de religiosidad, y que entre ellos prevalece el ateísmo. Además, los científicos más eminentes son menos religiosos que los demás.
    En los años 90 se repitieron los estudios que se habían llevado a cabo en 1914 y en 1933 sobre científicos en ejercicio y científicos eminentes. En primer lugar, una muestra aleatoria extraída de hombres y mujeres científicos en EEUU mostró que el 60% eran no creyentes. Luego se envío un cuestionario a 517 miembros de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, concretamente a biólogos, matemáticos, físicos y astrónomos. Muchos miembros de la Academia Nacional son premios Nobel. Respondieron al cuestionario algo más de la mitad.
    Los resultados pusieron de manifiesto que el porcentaje de quienes creen en un dios personal representaba, entre los científicos más eminentes, un 27,7% en 1914, un 15% en 1933 y un 7% en 1998. La creencia en la inmortalidad personal era algo superior.: el 35,2 % en 1914, el 18% en 1933 y el 7,9% en 1998.
    Estos hallazgos muestran, en primer lugar, que entre los científicos de primera fila, el proceso de apartarse de la religión ha ido a más, y en segundo lugar, que en EEUU, los científicos más eminentes, entre quienes sólo el 7% cree en un dios personal, van contra corriente de la población general, pues aquí el porcentaje correspondiente es de aproximadamente el 90%.
    Podemos concluir que el ateo típico en la sociedad occidental es una persona que tiene mayor probabilidad de ser varón y de educación superior.
    ¿Se puede hablar de una personalidad atea? Se puede ofrecer un perfil psicológico provisional. Podemos afirmar que los ateos resultan ser menos autoritarios y sugestionables, menos dogmáticos, con menos prejuicios, más tolerantes hacia las demás personas, respetuosos de la Ley, más caritativos, concienzudos y cultos. Son inteligentes, y muchos se dedican a una vida intelectual y académica.


  2. © Jason Palmer
    BBC Ciencia, Dallas


    Un estudio que utiliza datos de censos de nueve países muestra que la religión está por extinguirse en esas naciones.
    La investigación encontró un aumento constante en el número de personas que afirman no tener fe alguna.
    El modelo matemático utilizado por los científicos tuvo en cuenta la relación entre la cifra de entrevistados que eran religiosos y las motivaciones sociales que estos tenían.
    El resultado, difundido durante la reunión de la American Physical Society (Sociedad Estadounidense de Física) en Dallas, Estados Unidos, indica que la religión va a morir por completo en esos países.
    Para la investigación se recurrió a la dinámica no lineal, que se usa para explicar una amplia gama de fenómenos físicos en los que se interconectan una serie de factores.
    Un miembro del equipo, Daniel Abrams, de la Universidad de Northwestern, propuso un modelo similar en 2003 para poner en números la declinación de los idiomas menos hablados del mundo.
    El núcleo del estudio era observar la competencia entre los hablantes de lenguas diferentes y la «utilidad» de hablar una en lugar de otra.

    «Simple»
    «La idea es bastante simple», explica Richard Wiener, de la Corporación para la Investigación de Adelantos Científicos.
    «El estudio sugiere que los grupos sociales que tienen más miembros resultan más atractivos para unirse y postula que las agrupaciones de este tipo poseen un estatus o utilidad social.
    «Por ejemplo, en los idiomas puede resultar de mayor utilidad o estatus hablar español en lugar de quechua (con tendencia a desaparecer) en Perú. Del mismo modo hay algún tipo de estatus o utilidad en ser un miembro de una religión o no».
    El equipo tomó datos de censos que se remontan hasta un siglo en los países en los que el censo consulta la afiliación religiosa: Australia, Austria, Canadá, la República Checa, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Nueva Zelanda y Suiza.
    «En un gran número de democracias seculares modernas hay una tendencia popular a identificarse como no afiliados a ninguna fe. En los Países Bajos, el número fue de 40%, y la más alta que vimos fue en la República Checa, donde fue de 60%», explica Wiener.
    El equipo entonces aplicó el modelo de dinámica no lineal, ajustando los parámetros de los méritos sociales y utilitarios de los miembros de la categoría de los «no religiosos».
    Descubrieron, en su estudio publicado en internet, que los parámetros eran similares en todos los países estudiados, lo que sugiere -a través de la matemática- que el comportamiento era similar en todo ellos.
    Y en todos los países, las indicaciones fueron que la religión se encaminaba a la extinción.
    «Creo que es un resultado sugerente», explica Wiener.
    «Es interesante que un modelo bastante simple captura los datos, y si esas ideas simples son correctas, arroja resultados de lo que podría estar pasando».
    «Obviamente, cualquier individuo atraviesa situaciones más complejas, pero todo eso se promedia».