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  1. ¿Influencia?

    miércoles, octubre 29, 2008


    Título de una entrevista a John Dupré, publicada el 11 de octubre de 2008 en el suplemento Ñ del diario Clarín de la Argentina. De John Dupré, específicamente de su libro El legado de Darwin, dio cuenta este blog (Razón Atea), en setiembre de 2006 [ver aquí].

  2. El autobús ateo

    jueves, octubre 23, 2008


    «Probablemente dios no exista. Así que deja de preocuparte y disfruta de la vida». A partir de enero este será el eslogan que algunos autobuses urbanos del centro de Londres llevarán tanto en el interior como en sus laterales. La campaña, que fue lanzada el pasado día 21, parte de la iniciativa de la British Humanist Association y ha sido impulsada por el profesor Richard Dawkins, autor de El espejismo de Dios, con el objetivo de hacer «pensar a la gente, algo completamente contrario a la religión».
    Los organizadores necesitaban recaudar 5.500 libras (unos 6.700 euros) para que la publicidad estuviera presente en 30 autobuses durante un mes, pero el apoyo de Dawkins y la llamada de la escritora y humorista, Ariane Sherine, en su blog de The Guardian a sumarse a la recogida de fondos para que la campaña saliera adelante ha sido un éxito. Dawkins prometió poner otras 5.500 libras para que los autobuses llevaran dos carteles durante cuatro semanas si se conseguía el objetivo. Ese dinero iba a recaudarse a través de una página web donde todos lo que apoyaran la campaña podrían hacer sus donaciones.
    Este jueves ya se habían recaudado 86.000 libras, lo que provocará sin duda que no sólo una flota de autobuses lleve los carteles. Según The Daily Telegraph, la campaña podría extenderse a otras ciudades inglesas. De hecho, la directora ejecutiva del grupo humanista, Hanne Stinson, habla de llevarla «a otros medios de transporte tanto dentro como fuera de Londres».

    Cristianos apoyando el ateísmo
    Las donaciones están llegando de los sitios más dispares. Tanto es así, que hasta el think tank Theos, creado hace dos años con el apoyo del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y la cabeza visible de la Iglesia Católica Romana en Inglaterra, el cardenal Cornmac Murphy, apoyó a la causa con 50 libras porque piensan que ese anuncio pueda ayudar también a la gente y hacerles pensar sobre la importancia de dios.
    Su director, Paul Woolley, dijo ayer que «inicialmente nos desagradó la campaña, pero cuando vimos el mensaje, no nos lo podíamos creer. Me extraña como los ateístas pueden hacer tan buenos anuncios para los cristianos».


    Publicado en Público.

  3. Religidículo

    sábado, octubre 18, 2008



    Nota del autor del blog: Me atribuyo los derechos de autor en la traducción del título. Sé que les costaba algunos pensar en una transliteración fiel al Religulous original, y ésta es mi solución (je je).

  4. La corta palabra del Señor

    martes, octubre 14, 2008

    La Biblia todavía no se ha traducido a 4.500 idiomas

    Ciudad del Vaticano, 14 oct (EFE).- La Biblia ha sido traducida hasta el momento en 2.454 idiomas y aunque es el libro más difundido del mundo todavía queda por traducirla a otros 4.500, informó hoy el obispo italiano Vincenzo Paglia, presidente de la Federación Bíblica Católica.
    Paglia, obispo de Terni, dio esos datos durante el acto en el que la Federación Bíblica Católica y las Sociedades Bíblicas (protestantes) firmaron un acuerdo en el Vaticano para favorecer la traducción y difusión de la Biblia.
    El obispo de Terni manifestó que pese al trabajo realizado a lo largo de los años para traducir la Biblia solamente ha sido traducida íntegramente en 438 idiomas.
    El Nuevo Testamento ha sido traducido en 1.168 lenguas y algunos libros, como los Evangelios y los Salmos, han sido traducido en 848 idiomas.
    El prelado católico recordó que en 1968 se redactaron los principios comunes para la colaboración interconfesional para la traducción de la Biblia y que cada vez más las traducciones protestantes son utilizadas por los católicos y viceversa.
    Paglia subrayó que las Sociedades Bíblicas distribuyeron en 2006 casi 26 millones de biblias, «lo que supone -precisó- que sólo alcanzaron al uno o dos por ciento de los dos mil millones de cristianos».

  5. ROMA, 5 Oct. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) - El Papa Benedicto XVI aseguró hoy que «siempre habrá pueblos dispuestos a acoger la fe» a pesar de que en otras regiones, «ésta se debilite hasta el punto de llegar a extinguirse», tal y como está sucediendo hoy en día en algunas naciones que en otros tiempos fueron «ricas de fe y de vocaciones».
    El Pontífice pronunció estas palabras durante la Misa de apertura de la XII asamblea general ordinaria del Sínodo de Obispos, que tendrá lugar a partir de hoy en el Vaticano y se alargará hasta el próximo 26 de octubre. Durante la homilía, el Papa abordó la crisis que está viviendo la fe católica en algunas naciones como consecuencia de la «influencia deletérea y destructiva de una cierta cultura moderna».
    «Si contemplamos la historia, estamos obligados a registrar, no en pocas ocasiones, la frialdad y rebelión de cristianos incoherentes», afirmó. De hecho, algunas de las primeras comunidades cristianas que eran «inicialmente florecientes» han «posteriormente desaparecido y actualmente sólo se las recuerda en los libros de historia». «¿No podría suceder lo mismo en nuestra época?» se preguntó.
    «Hay quien, habiendo decidido que “Dios ha muerto” se declara “dios” a sí mismo, considerándose el único artífice del propio destino» y «el propietario absoluto del mundo». Así, «desembarazándose de Dios», el hombre «cree que puede hacer lo que quiera y puede proponerse a sí mismo como la única medida del propio actuar», explicó.
    Sin embargo, advirtió de que cuando el hombre «elimina a Dios de su horizonte» y se convierte en «propietario absoluto» de sí mismo y «único patrón de la creación» se expanden «el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y la explotación» así como «la violencia en todas sus expresiones», tal y como demuestran «ampliamente» los crímenes que cada día reportan los medios de comunicación. «Al final, el punto de llegada es que el hombre se encuentra a sí mismo más solo y la sociedad más dividida y confundida», aseguró.
    Aun con todo, las Sagradas Escrituras recogen el «mensaje consolador» de que «el mal y la muerte no tienen la última palabra», sino que «el que vence, al final es Jesús. ¡Siempre!», exclamó, asegurando que éste será el anuncio que la Iglesia «renovará de modo significativo» durante la celebración del Sínodo.
    Esta reunión se centrará en el papel que actualmente tienen las Sagradas Escrituras en la vida y misión de la Iglesia. A este respecto, el Papa recordó que el «deber primario y fundamental» de la Iglesia es «nutrirse de la Palabra de Dios».

    Vivir lo que se predica para ser creíble
    «Es indispensable que la Iglesia conozca y viva lo que anuncia, para lograr que su predicación sea creíble, a pesar de las debilidades y la pobreza de los hombres que la conforman», señaló.
    El Papa también repasó la situación en que se encuentra el anuncio del Evangelio, explicando que así como «muchos no lo han encontrado todavía y están esperando su primer anuncio», otros, «aun habiendo recibido una formación cristiana, han debilitado su entusiasmo» y su contacto con la Palabra de Dios es «superficial».
    Otros «se han alejado de la práctica de la fe y necesitan una nueva evangelización», mientras que «tampoco faltan personas de recto sentir que se plantean preguntas existenciales sobre el sentido de la vida y de la muerte, preguntas a las que sólo Cristo puede ofrecer respuestas satisfactorias».
    Ante esta situación, los padres sinodales debatirán en los próximos 21 días sobre el modo de hacer que «cada vez sea más eficaz el anuncio del Evangelio en nuestro tiempo» y lograr que su «luz» ilumine «todos los ámbitos de la humanidad, desde la familia hasta la escuela, la cultura, el trabajo, el tiempo libre y demás sectores de la sociedad».
    En total, participarán 253 obispos y eclesiásticos de todo el mundo, de los que 90 proceden de países europeos, 62 de América, 51 de África, 41 de Asia y nueve de Oceanía.

    Otra vez acuden a un judío
    Una de las principales novedades de este año será la participación externa del primer no cristiano. Se trata del rabino judío Shear-Yashuv Cohen, quien, a petición del Papa, hablará ante los padres Sinodales sobre el papel que tiene la Biblia en la religión hebrea.
    El Sínodo de Obispos fue instituido por el Papa Pablo VI en 1965 tras la celebración del Concilio Vaticano II. En él, los obispos se reúnen con el Papa para intercambiarse mutuamente información y experiencias y fijar soluciones pastorales concretas para el futuro. Su objetivo es ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia.
    Normalmente, este tipo de asamblea se centra en un aspecto de particular relevancia para la vida y misión de la Iglesia. El primer Sínodo que se celebró con Benedicto XVI tuvo lugar en octubre de 2005 y trató sobre el Sacramento de la Eucaristía.

  6. Bioética materialista: el aborto

    miércoles, octubre 01, 2008

    © Gustavo Bueno

    La cuestión del aborto ofrece un «escenario» significativo para hacer jugar a los principios bioéticos, sin olvidar que puede darse el caso de un gran desacuerdo en los principios, junto con un amplio consenso en determinadas resoluciones. Por ejemplo, puede mantenerse el consenso cuanto a la validez ética del aborto antes de transcurridos los tres primeros meses del embarazo, razonando desde principios muy diversos. Presupondrán algunos que, aunque el hombre sólo es hombre por el alma racional, el embrión o el feto todavía no ha recibido ese alma racional y, por consiguiente, su destrucción no tiene que ver con un asesinato; negarán otros que el hombre sea hombre en virtud de la recepción de un alma espiritual, pero convendrán en que antes de las seis semanas no existe actividad cerebral en el embrión; unos terceros argumentarán a partir del supuesto de que el feto es propiedad de la madre, que tendría sobre él el ius utendi et abutendi. Otras veces, los principios imponen resoluciones que excluyen todo consenso con quienes admiten principios opuestos sobre el particular: tal es el caso de las resoluciones derivadas de los principios asumidos por la Iglesia Católica (el Catecismo de 1992 excluye el aborto en todos los supuestos). Ahora bien, la mayor parte de los principios alegados, adolecen de su carácter ad hoc y, más que como principios, podrían interpretarse como postulados establecidos a fin de justificar una resolución ya previamente tomada («es legítimo el aborto porque el feto de menos de tres meses no es un ser humano, por lo que hablar de asesinato está fuera de lugar»; o bien «es ilegítimo porque el feto es un ser dotado de alma racional», &c.).
    En cualquier caso, los principios bioéticos aplicables al aborto, sean o no postulados ad hoc, habría que clasificarlos en dos grandes grupos:

    (1) Principios distributivos, es decir, aplicables distributivamente a cada uno de los organismos biológicos humanos (embriones, fetos, &c.)

    (2) Principios atributivos, aplicables a cada organismo en relación con otros organismos de su grupo.


    Entre los principios distributivos contamos, ante todo, a los que postulan el carácter sagrado de la vida, o de la vida humana, que tendría el embrión o el feto: cada embrión o cada feto, en la medida en que sea humano, se considerará como una realidad exenta dotada por sí misma de la máxima dignidad. Adviértase que la perspectiva distributiva salta por encima de la línea que separa la «vida potencial» y la vida actual, que alguien (con P. Singer) invoca como criterio verdaderamente pertinente para la discusión (el embrión, aunque no sea persona, ni ser humano en acto, es persona o ser humano en potencia); porque una tal potencialidad sigue siendo predicada del sujeto distributivamente.
    Entre los principios atributivos contaremos a todos aquellos que parten de las relaciones de la vida humana (o de la persona humana) con otras personas en general, y con el grupo de referencia en particular. Quienes justifican el aborto, por ejemplo, en el supuesto de que el desarrollo del feto ponga en peligro la vida de la madre, están de hecho situados en una perspectiva atributiva, la que relaciona, por enfrentamiento dialéctico, la vida de la madre con la del hijo. Se planteará entonces la cuestión del aborto en el contexto de la lucha por la vida, de la «defensa propia», &c., en el supuesto de que sea preciso elegir entre la vida de la madre y la vida del feto. Desde esta perspectiva caben, sin embargo, dos resoluciones totalmente enfrentadas: la de quienes optan por la vida del feto, en cuanto persona más débil y desprotegida -al menos en la etapa anterior a una ley del aborto que le protegiera- o los que optan por la vida de la madre en cuanto actualmente es una vida más valiosa que la de una simple promesa o la de una vida potencial. Más en general, la de quienes saludan con gozo a los futuros organismos que renuevan la vida y la de quienes ven en ellos advenedizos invasores que entran en competencia con la suya propia. Y esta diferencia de perspectiva no obedece únicamente a motivos psicológicos: en una sociedad que dispone, por conquista o por cualquier otro motivo, de tierras cultivables abundantes, de mares o ríos explotables, la venida de los hijos será percibida como una bendición de Dios, que envía nuevos brazos para trabajar; en una sociedad adaptada a unas tierras pobres, sin futuro, los hijos que llegan y, sobre todo las hijas, serán bioéticamente percibidos como enemigos, cuyo avance será preciso frenar mediante procedimientos tan expeditivos como pueda serlo el infanticidio de las hembras («diez varones y una mujer, un hijo al año; diez mujeres y un varón, diez hijos al año»).

    Ana Rosa Gazzolli. Mendocina. Madre de una joven que abortó a los 20 años después de su firme pedido. Su hija había sido violada. Padecía una especie de epilepsia que la obligaba a tomar medicamentos incompatibles con su embarazo. Debido a que pidió gritos el aborto para salvar la vida de su hija, grupos católicos intentaron amedrentar a los médicos incluso con avisos de bombas en uno de los hospitales. Finalmente, se realizó el aborto terapéutico, acorde con la legislación argentina, bastantes días después de su pedido.


    La perspectiva materialista, en tanto que subraya la pluralidad en la estructura de cualquier tipo de materia, se inclinará abiertamente por los principios que tengan un significado atributivo. Por ejemplo, rechazará la concepción del embrión (o del feto) como «parte exclusiva del cuerpo de la madre» (como si la vida del embrión o del feto no hubiera requerido también el concurso del varón, y como si esa vida no interesase también al grupo, por ejemplo, a través del derecho de herencia o de cualquier otra circunstancia).
    En cambio considerará secundaria la distinción entre estado potencial y estado actual de un organismo biológico humano (en virtud de la especificidad de su ADN, pongamos por caso), cuando el estado potencial se define de modo positivo. Y la razón es que un estado potencial, aunque sólo alcance su significado en función del acto ulterior, sin embargo, en un campo biológico, y en particular humano, en el cual las fases del desarrollo de los organismos han de considerarse como momentos internos ontogenéticos del propio organismo, los estados potenciales antecedentes alcanzan una realidad por lo menos del mismo rango que los estados posteriores. Sólo mediante la atención a las crías, a los embriones, &c., es posible el curso de la vida; de otro modo, crías o embriones son sin duda tratados, desde una perspectiva proléptica, como seres potenciales; pero la perspectiva proléptica es tal que ha de contar con la realidad futura actual; que es la que confiere sentido, por lo que es impertinente la apelación a su estado potencial. A veces se argumenta alegando la probabilidad de que un embrión sea potencialmente un genio, por lo que habría que protegerlo aún más que a un adulto sea persona en acto, pero no genial. Tan solo puede comenzar a ser pertinente la consideración del estado potencial del embrión desde una perspectiva negativa o limitativa, a saber, cuando se cree saber con certeza que un embrión malformado tiene limitadas sus potencialidades.
    Desde estas coordenadas, la decisión acerca de la viabilidad bioética de un aborto, no se harán depender de principios solemnes que, aunque tengan que ver con la «dignidad de la vida», o de la «persona» que va a nacer, o con la presencia o ausencia en su organismo de un alma espiritual, sean meramente declarativos, sino que se hará depender de principios que tienen que ver con el conflicto dialéctico entre las personas vivientes, con los principios de la lucha por la vida, ya se encuentren los contendientes en estado potencial o en estado actual. Conflictos dialécticos que se plantean sin menoscabo de la dignidad (cuando alguien, en defensa propia, no se detiene a matar a su agresor, no ha esperado a que el agresor haya perdido su dignidad; aun reconociéndola, la vida que la soporta será un objetivo de nuestra pistola o de nuestro puñal). En líneas generales, el aborto quedará bioéticamente justificado (en nombre de la misma vida humana) en todas aquellas situaciones en las cuales la continuidad del embrión ponga en peligro la continuidad de la vida de la madre o la del grupo social (en general: el control de la natalidad, que incluye la destrucción de los bancos de gametos que puedan existir). Nos encontramos entonces en el conflicto entre la generosidad y la firmeza, como virtudes éticas fundamentales. La generosidad ante el embrión indefenso (en función de su futuro) cederá ante la firmeza debida a la madre; si esta firmeza está comprometida por el embarazo, sea a través de la misma vida orgánica, sea a través de la vida ulterior (por ejemplo si el feto está malformado o si es fruto de una violación de la que pueda asegurarse que dará lugar a la presencia en el hijo de rasgos fenotípicos indeseables del padre). Cuando una madre ve comprometida su vida por el hijo que depende de ella, lo abortará «bioéticamente» no porque sea parte de su cuerpo, ni porque no tenga aún la dignidad de persona, sino simplemente porque es su enemigo en la lucha por la vida (otra cosa es que lo sea realmente). Mutatis mutandis daremos análogos juicios en lo que concierne al control de la natalidad. Si una proliferación excesiva de embriones pusiera en peligro no ya la vida de las madres, sino la vida del grupo social, este tendría que defenderse de sus futuros competidores en nombre de su propia vida.
    En cualquier caso, desde los principios del materialismo bioético, cabe derivar un juicio condenatorio contra la práctica incondicional del aborto de embriones o de fetos bien formados, fundada en la simple premisa de no haber sido deseado el embarazo». Quien sostiene haber partido de esta premisa, debiera también haber conocido los procedimientos de control de la natalidad de los cuales nuestro presente dispone; y el no haberlos utilizado implicará en principio una gran negligencia, de efectos potenciales o actuales muy graves (riesgo de la vida, despilfarro de quirófanos, atenciones hospitalarias, &c.) que habría que imputar a la madre que propició el aborto y que, en consecuencia, debería compensar con una pena proporcionada (fuerte multa, prisión, &c.) al ordenamiento jurídico.